miércoles, 4 de mayo de 2022

LA REBELIÓN DE LOS "HUSARES" EN CHICLAYO (1902)

 

LA REBELIÓN DE LOS “HÚSARES” EN CHICLAYO (1902)

Corría el mes de febrero de 1902, Chiclayo disfrutaba de una tranquilidad social, era Prefecto del departamento el Sr. Carlos Velarde Canseco, estando al cuidado de la vigilancia pública ocho gendarmes con un oficial para la provincia Lambayeque, dos con el Recaudador de Contribuciones departamentales don Francisco J. Cáceres, dos al servicio del Comisario rural de Chiclayo don Jorge Vallejo Estrada, el Comisario de Lambayeque Aguilar, dos en Eten, dos a cargo caballada, cuatro en Pimentel y las fuerzas de la Prefectura al mando del teniente José P. Otárola y el alférez Raúl Malarin.

A las 3 de la madrugada del 24 de febrero, al parecer por motivo de venganza contra sus superiores y por castigos impuestos, se sublevaron un grupo de aproximadamente 20 miembros de Batallón Húsares de Junín # 1 acantonados en el Cuartel de Gendarmes de Chiclayo, sublevación encabezada por el sargento 1° Cesar A. Arciniega.

Como antecedentes podremos decir que la “Junta Conscriptora de Chiclayo”, cumpliendo disposiciones del Estado Mayor del Ejército, logró presentar 41 conscriptos que fueron incorporados al Escuadrón de Húsares de Junín, el 9 de diciembre de 1901. No habiendo sido posible realizar lo mismo en la provincia de Lambayeque por problemas suscitados; una de las dificultades en general es el “grado de ilustración”  desconociendo los jóvenes sus deberes cívicos considerando la conscripción como una imposición y no “la exigencia de que los ciudadanos presten al país su contingente en el Ejército”.

                                                                       PREFECTO CARLOS VELARDE

Iniciada la rebelión encabezada por Arciniega, este es herido en la pierna, al igual que el teniente de “Húsares” Gerardo Ferreccio; en esta confusión logra escapar el sargento del Escuadrón Eugenio Mesa para dar aviso a la policía, a los breves minutos aparece el teniente herido, el alférez Malarin y dos de la tropa quienes se habían enfrentado a los rebeldes. Luego de esto, el Mayor de Guardias Gómez reúne sus fuerzas y sale al encuentro de los rebeldes que son sorprendidos llevando al herido Arciniega al hospital, se inicia un enfrentamiento resultando heridos en la pierna los soldados “Húsares” que apoyaban al Mayor de Guardias: Manuel Bejarano y Fernando Castillo, este último señaló al soldado rebelde Cabanillas como quien lo había herido.  

Enterado vía telefónica el Prefecto Velarde que se encontraba en Pimentel; poco más de las cinco de la mañana viene a Chiclayo en tren extraordinario acompañado del Coronel José A. Mavila Mujica, mayor Sevilla, Capitán Reyna y el secretario de la Prefectura,  llegando a las 5.50 am. quienes inmediatamente se constituyeron al Molino del señor Dall’Orso con el objeto de adquirir armas y municiones para enfrentar a los sublevados.

                                              MOLINO DALL'ORSO, 18 AÑOS DESPUES DE LOS HECHOS

Ya armados todos, se dirigieron a la Plaza Principal, agregadas las armas de la Prefectura y la Gendarmería se lograron armar a una veintena de ciudadanos, todos ellos comerciantes. Un grupo numeroso al mando del Mayor Ricardo Sevilla (Jefe del Escuadrón) fueron a recuperar el cuartel de “Húsares”, otro grupo al mando del Mayor de Guardias Francisco Gómez, compuesto por ciudadanos armados, toman posesión de las dos iglesias y el colegio San José.

Se realiza un tiroteo para recuperar el cuartel, lográndo recuperarse, y lo que se encuentra según la descripción dada era: “En el cuartel se encontraron heridos a los tenientes Federico Kuápil y Federico Bazán, éste en la barra; y sin lesión alguna y preso en el calabozo al teniente Navarro. Así mismo se halló herido en la cabeza al soldado Lucio García, complicado en el motín (…) se hallaron allí a veinte húsares que habían quedado haciendo la última resistencia, todos los cuales se sometieron entonces a sus jefes. Algunos de los soldados a que me refiero se encontraban en estado de beodez suma, arrojados por el suelo”.

                                                                       COMISARIO JORGE VALLEJO

En otros enfrentamientos, lamentablemente son muertos dos soldados rebeldes en el puente “Reque” a la entrada de Chiclayo, uno de ellos identificado de apellido Cuadra.

Afortunadamente los rebeldes no inutilizaron los hilos del teléfono y telégrafo y se avisó a la mayor parte de autoridades de la región.

La caballada de la “Húsares” se encontraba pastando en los potreros de Monsefú, encontrándose allí el capitán de “Húsares” don Justo C. Cárdenas con ocho soldados quienes fueron avisados y vinieron a Chiclayo en apoyo de las autoridades, pero llegaron cuando ya había sido aplacada la rebelión, ordenándosele regresar a cuidar la caballada. Al llegar al lugar mencionado encontraron a doce de los amotinados arreando a los caballos, entrando con ellos en lucha, llegando oportunamente la fuerza de la policía de Lambayeque al mando del Sub Prefecto Castillo, el Comisario Aguilar y varios soldados. Como resultado de este enfrentamiento, resultaron muertos dos soldados rebeldes: el cabo Benjamín Cabanillas (quien estaba con uniforme de teniente y kepís de capitán) y el soldado Ernesto Rodríguez. Quedando algunos soldados a proteger Monsefú.

Los refuerzos que apoyaron la lucha en Monsefú fueron traídos de la Villa de Ferreñafe,  por el Sub Prefecto de Lambayeque don José T. Castillo; siendo así como manifiesta: “Tan luego como llegó la locomotora di orden que pasara a Ferreñafe a traer la guarnición, y de regreso salí a las 9 am. con catorce guardias, el inspector Matute, los subinspectores Inchaústegui y Vargas, el Comisario José del Carmen Aguilar formando un total de diez y nueve hombres con el infrascrito (….) me ordenó que con la misma fuerza pasara a Monsefú a salvar la caballada…”.

                                                                                 COMISARIO AGUILAR

Después del tiroteo en el potrero de Monsefú, y el trágico final de dos muertos y algunos heridos que se escondieron en el monte; se recuperaron armas y prendas tomadas del cuartel de “Húsares”; el Comisario Aguilar se dirigió al Puerto Eten con ocho guardias para custodiar dicho puerto.

Ya dominada la situación de la rebelión, los implicados son puesto a disposición de la Justicia Militar a cargo del comandante Oscar Navarro quien reemplazó al Juez instructor Permanente el Coronel José A. Mavila quien pidió licencia para viajar a Lima. Terminada la instrucción, fue remitida al Ministerio de Guerra el 4 de marzo de 1902, para la prosecución del juicio en Lima.

El Escuadrón “Húsares de Junín” # 1 de Chiclayo fue disuelto “por considerársele indigno de ostentar en sus banderas tan glorioso nombre”. Llegó en su reemplazo, a bordo del transporte “Constitución” el Escuadrón # 11, quien se mantiene por un tiempo acantonado en Lambayeque en “el local en que funcionaba una escuela, cedido temporalmente por el Consejo Escolar de esa provincia”.

En el mismo transporte “Constitución” se trasladaron a Lima el 4 de marzo a los “Húsares” rebeldes, del Puerto de Eten a Callao para continuar su enjuiciamiento.

Al año siguiente de 1903, termina el juicio a los sublevados y para leer la sentencia en que se les condena a prisión, se realiza una “ triste ceremonia pública de la plazuela de la Exposición”. La gente acudió en tropel al lugar de la ceremonia, toda una multitud esperaba ansiosa el paso de los reos. Se lee la sentencia  y al redoble de tambores y el estrepitoso sonar de las cornetas el sargento Arciniega y los otros soldados  caminan rumbo a la Penitenciaría de Lima; entre los asistente está su esposa y a las puertas de la prisión estaba su madre.




Para 1915, en un informe sobre la Prisión de Lima publicada en la revista limeña “Variedades” menciona este caso de la sublevación en Chiclayo de esta manera: “Ya nos despedíamos cuando nos tropezamos con dos números que acaban de cumplir su condena. Eran el 100 y el 9.

Aquellos infelices fueron los que en compañía del sargento Arciniega y dos soldados más se sublevaron en el norte hace más de 13 años. Arciniega fue indultado por el Congreso, uno murió y el otro se encuentra actualmente en el Manicomio.

Y les vimos envejecidos, tristes. El N° 100 había entrado de 18 años y salía de 31. Nos pareció injusto que el Congreso hubiera indultado al jefe solamente y no a los demás compañeros.

Posiblemente estos infelices no tuvieron influencias”.

Efectivamente, el sargento Cesar A. Arciniega fue indultado por Resolución Legislativa N° 806 en el año de 1908.

Según los escasos datos encontrados del sargento Arciniega, este había nacido en Piura en el año de 1873. Tuvo un hijo en Lima en 1899 con la piurana Manuela León.

Esta historia olvidada y desconocida ha sido posible reconstruirla consultando la siguiente bibliografía:

-Memoria que le Ministro de Gobierno y Policía Sr. Leonidas Cárdenas presenta al    Congreso de 1902.

-Memoria del Prefecto del Dpto. de Lambayeque Carlos A. Velarde Canseco – 1902

-Revista “Actualidades” del 28 de febrero de 1903 N° 8

-Revista “Variedades” del 27 de febrero de 1915 – N° 365

-Anuario de Legislación Peruana – Tomo II – 1907

- Datos sueltos obtenidos del Internet.


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