“EL LIMARÍ” MARCÓ
POR SIEMPRE NUESTRA HISTORIA REGIONAL Y NACIONAL
Este acontecimiento que
sucedió el 7 de junio de 1919, será recordado por siempre, fue el día que
encalló un enorme barco frente a la costa de Santa Rosa.
El barco de pasajeros
“Limarí” pertenecía a la Compañía Sud Americana de Vapores de Chile, fue
construido en Inglaterra en 1869, su nombre era en memoria de uno de sus
principales ríos que tiene Chile. Tenía 69.39 m de largo, 13.60 m de ancho y de
calado 6.70 m. Fue usado por la Armada Chilena durante la Guerra del Pacífico.
DURANTE LA GUERRA CON CHILE:
Este barco fue utilizado
para el transporte de tropas y municiones y pertrechos. Pasamos a relatar
algunos de los acontecimientos en donde estuvo presente dicho barco:
En el Combate de Iquique, después
que el “Huascar” había hundido a “La Esmeralda”
salió en persecución del transporte “Limarí” que ya había ganado cierta
distancia, se salvó de ser hundido gracias a las insistentes señales de auxilio
de la tripulación de la “Independencia”.
El 7 de junio de 1880 en
Arica, el monitor “Manco Capac” salió de la bahía a provocar combate a los
buques chilenos y luego abrió sus válvulas y prendió dinamita para hundirlo y
no caiga en manos enemigas. Por su parte la torpedera “Alianza” salió tratando de
escapar pero al no poder continuar fue echada a pique. Los prisioneros del
“Manco Capac” fueron llevados al “Limarí” donde desde tierra los soldados
chilenos ebrios querían venir a bordo para asesinarlos y fue preciso que los
chilenos envíen del “Cochrane” una guarnición de 25 marinos para evitar una
desgracia con los prisioneros.(Según lo cuenta el Capitán de Corbeta Bernardo
Smith, Tnte 1° del “Manco Capac”).
Al finalizar la batalla de
Arica, fueron tomados prisioneros muchos oficiales entre ellos el Coronel
Manuel C. de la Torre quien dos días después, desde el “Limarí” evacuó un
informe de todo lo sucedido que fue publicado en el diario “EL Peruano” el 6 de
agosto de 1880, también firmó un Parte Oficial el 9 de junio de 1880 a bordo de
este barco donde manifiesta: “El valiente Crl. Bolognesi Jefe de la
Plaza, no recibió ni al siguiente dia 26 de mayo, ni nunca, propio ni
comunicación oficial alguna que, dando a conocer el estado en que se había
quedado nuestro ejército, le indicara la norma de conducta que debía seguir la
plaza de Arica” Agregando que la defensa de la Plaza fue resuelta en
Junta de Guerra en obedecimiento de una orden del Gral. Montero dado con fecha
24. Permaneció en Iquique como prisionero hasta después de firmarse el Tratado
de Ancón.
DESPUÉS DE LA GUERRA CON CHILE:
El “Limarí” fue usado como
Barco de pasajeros y carga, siendo común ver su silueta a la distancia. Sus
inconfundibles colores negro y rojo, sus dos chimeneas y su “Hocico de lebrel”
eran familiares en nuestras costas.
Para la epidemia de peste
bubónica en 1904 se observó el incumplimiento por parte del vapor “Limarí” de
no haber dado aviso a las autoridades marítimas de Mollendo sobre la existencia
de un enfermo a bordo por lo que se dio la Resolución de que los capitanes
estarán obligados a declarar a las autoridades la existencia de enfermos a
bordo, cualquiera que sea la enfermedad, siendo responsable del incumplimiento
la Compañía al que pertenece el vapor.
Igualmente a mediados de año
siguiente de 1905 ante la epidemia de fiebre amarilla en Panamá y Guayaquil,
las naves eran desinfectadas en Paita, pero se dieron dos casos con el “Limarí”;
en cierta oportunidad estuvo fondeado más de 24 horas y recién fue desinfectado;
y en otra que en su rol de pasajeros traía 263 chinos que fueron revisados uno
por uno, llegando luego al Callao 262, al parecer un chino se escapó y quedó en
Paita.
Para fines de 1918 el Jockey
Club de Lima, importó caballos de pura sangre desde Argentina y fueron traídos
en el “Limarí”, por este motivo un grupo numeroso de aficionados y
profesionales acudieron tanto al puerto del Callao y a los corrales en Santa
Beatriz para ver a las 16 potrancas y 7 potrillos que posteriormente serán
rematados en acto público. Es decir este barco ha estado en muchos momentos
importantes de nuestra vida republicana.
LA DESGRACIA DEL “LIMARÍ”:
El itinerario del “Limarí”
era Colón (Panamá), Callao y Valparaíso (Chile), sin dejar de pasar por puertos
pequeños. De Colón había salido el 2 de junio con 34 pasajeros, 200 toneladas
de carga para el Callao y 1,600 toneladas para puertos chilenos; saliendo el viernes 6 de junio al medio día de Paita con destino a Eten dejando
en dicho puerto al "Mantaro" que zarpó a las 4 de la tarde también con destino a
Eten.
Eran aproximadamente las
5.30 am. del 7 de junio de 1919 que el Buque “Limarí” encalló frente a Santa Rosa,
motivado según las versiones de viejos santarroseños que los tripulantes del
“Limarí” se embriagaron celebrando el triunfo chileno en la guerra de 1879
contra el Perú.
Todos los pasajeros dormían,
sintiéndose un fuerte golpe mientras el barco se balanceaba a babor y estribor
de una manera alarmante, mesas y sillas de los comedores danzaron unas sobre
otras, las vitrinas reventaron y copas y botellas cayeron estrepitosamente; luego
se sintieron como unos saltos, despertándose todos los pasajeros presos de un
gran temor. Gritos, órdenes, confusión, la tripulación y la oficialidad
comenzarían a realizar las labores de su responsabilidad: Comandaba el buque el
capitán Antonio Suárez, el primer Oficial Antonio Smith, segundo Oficial
Fernando Mayorga, tercero René Holguín, contador Luis Bernales, sobrecargos
Luis Sifuentes y Crúspulo Díaz, los ingenieros Donald Mc. Arthur, John Taylor,
Francisco Jimenez y 79 tripulantes casi en totalidad chilenos. El único peruano
era el médico Dr. Sabino Gonzalo Rios y Rios (Lima 1893/1931). Los motores
crepitan en marcha de retroceso pero todo resulta en vano. El barco ha
encallado en un banco de arena.
Se tocó la sirena y el
parloteo de una campana alarmaron no solo a los pasajeros sino también a los
pobladores de Santa Rosa que se volcaron a la playa a ver de dónde provenía la
bulla. Inmediatamente por telegrafía inalámbrica se avisó a Eten y también vía
aerograma (despacho radio telegráfico) se avisó del peligro al “Mantaro” el
cual aceleró su andar para prestar los auxilios necesarios. De igual manera el
Prefecto del Dpto. de Lambayeque mediante un aerograma recomienda al capitán
del “Mantaro” prestar auxilio al barco varado.
La noticia corre como
pólvora y los primeros visitantes en llegar fueron de Pimentel y Eten y las
autoridades marítimas, luego se supo en Chiclayo, desde las 6 de la mañana la
central telefónica no descansaba y las telefonistas señoritas Aguilar no tenían
tiempo ni de tomar desayuno, todo el mundo quería pormenores. Las autoridades
se hicieron presentes en la Caleta de Santa Rosa: el Prefecto, el subprefecto,
el Mayor de Guardias y sus gendarmes quienes controlaron el orden ya que la
playa se había llenado de gente que venía en tren a Pimentel y de allí a pie a
Santa Rosa.
Sobre la superficie del mar
empiezan aparecer enormes cantidades de mercaderías arrojadas para aliviar el
barco de peso (conservas, licores, telas etc). Efectivamente la tripulación del
“Limarí” arrojó una cantidad de carga en su mayor parte piezas de hierro y
rieles que iba para Chile, yéndose a clavar en el fondo como si se tratase de
estacas.
También hubo un conato de
sublevación, porque la gente de máquinas trató de salir a la cubierta y ocupar
los botes, pero el primer ingeniero tomó una actitud resuelta y revolver en
mano se hizo obedecer.
Eran sesenta pasajeros de
cámara, la confusión y el susto fue enorme, luego como a las 8.30 am se
avistaron las lanchas que salidas de Pimentel iban en auxilio enviadas por el
capitán del Puerto de Pimentel Sr. Olivera. Se organizó el salvamento, primero
las señoras y los niños, luego los esposos y al último los solteros. Todo esto
no fue necesario ya que en las lanchas de Viuda de Piedra e Hijos alcanzaron
todos los pasajeros.
El
buque “Mantaro” al mando del capitán Mac Mullen a las 8.30 de la mañana enmendó
rumbo e hizo proa a la caleta de Santa Rosa, avanzó todo lo que su calado le
permitía y ancló a 6 brazas de fondo, desde allí se podía ver el “Limarí” como
a una milla y media de distancia. En el instante que el “Mantaro” fondeó, se
acercaron las lanchas de Viuda de Piedra e Hijos con 51 náufragos del “Limarí”
y varios niños. Las señoras y niños lloraban y algunas personas que no habían
podido sobreponerse se desmayaron. A todos los náufragos se les proporcionó
camarotes para que se alojaran y se les atendió en todo lo necesario.
El
capitán Suarez del “Limarí” mediante aerograma con el capitán Mac Mullen del
“Mantaro” le pidió que lo remolcara, pero este le hizo presente que estaba muy
cargado y el mar estaba movido y que no podía arriesgarse avanzar por ese lugar
peligroso, entonces el capitán Suarez le agradeció por haber salvado a los
pasajeros.
Una
horas después el “Mantaro” continuó viaje hacia Eten en donde por motivo del
mar embravecido estuvo hasta el dia siguiente en que pudo hacer labor de
embarque y descarga y continuar su viaje hacia el Callao. En el barco venía
también el circo cubano “Santos y Artigas” quienes llegaban a Lima a realizar
funciones.
Las
esperanzas de salvar el barco “Limarí” eran totales; toda la tripulación quedó
en ella, hasta el médico Dr. Rios, se instaló también un andarivel, pero esa
misma tarde del sábado la tripulación abandonó el barco ante el peligro
inminente.
CONTINÚAN LAS ESPERANZAS DE SALVAR AL
“LIMARÍ”:
Unos
días después el vapor “Mapocho” llegó a Santa Rosa con el Gerente de la Compañía
Sud Americana de Vapores Sr. Nills Boklund
para una inspección ocular de la nave encallada.
Por
otro lado el capitán del Puerto Eten Sr. Monje informó a la Comandancia Naval: “Eten,
junio 12- Amainó braveza, inspeccioné personalmente buque: bodegas popa llenas
agua; máquinas también; varado en tres brazas popa y dos proa; bodegas proa
llenas de agua (…)”.
Llegaron
lanchas especiales para tratar de sacar al barco “Limarí” como fueron el
“Hércules” con elementos especiales, principiando a tender anclas. Se había
solicitado también la llegada de la draga americana “Culebra” quien tenia
elementos que ayudarían a salvar al barco encallado. Se hicieron gestiones para
que el vapor “Némesis” de una Cia. Inglesa que tiene bombas para extraer el
agua vaya a reflota al “Limarí”.
Para
el día 11 de junio se informó que se habían salvado el resto de equipajes de
los pasajeros y doce sacos de correspondencia, esperándose al día siguiente
salvar el resto de la correspondencia.
Se
contrató en Santa Rosa de dos inspectores de resguardo de Aduanas con un haber
de 7 libras, mientras dure la operación, para que vigilen la descarga del vapor
“Limarí”. (La mercaderías que venían destinadas a puertos peruanos serán despachadas
exonerándoseles del 2%, y las mercadería destinadas al extranjero, salvadas del
mismo vapor solo pagarán el derecho del 2%).
EPÍLOGO DE ESTE ACONTECIMIENTO:
Al
tercer dia de lo sucedido en el diario chiclayano “El Bien Agrícola” dirigido
por Christian G. Campos, aparecía un hermoso poema de Dr. Rómulo Paredes cuyo
seudónimo era “Monsieur Treville”:
En la caleta de Santa Rosa, / el mar al
frente tirando a tierra/ su red de encaje blanco y sutil/ a veces verde como esmeralda /
y azul a veces como turquí.
Mar femenino/ que pide a gritos para
azotarlo/ aquella nave fue portadora de mil peruanos/ que airado expulsara
nuestro Caín.
¿Por qué no te abres en mil abismos/ y
no te tragas al Limarí?
También
se ha perennizado una marinera, inspiración del Sr. Carlos Ramírez Montalvo
(Lambayeque 1857/1927) cuyo Estribillo dice: Ay Limarí, ay Limarí/ Santa Rosa te tiene aquí/ Santa Rosa te tiene
aquí….
Todas
las embarcaciones llegadas para reflotar al “Limarí” tuvieron resultado
negativos, por su parte este barco se convirtió en una atracción turística, de
diversión y aventura marina. El andarivel lo utilizaron para trasladar por unos
cuantos reales a los curiosos como “Pasajeros improvisados” al “Limarí”.
Hombres y mujeres, especialmente jóvenes vivieron la locura de esa novedad,
quedando perennizado en fotografía tomadas en el barco.
Con
el pasar de los días los muebles y servicios fueron ofertados al mejor postor. Para
1940 la Empresa Vda. de Piedra compró el barco para extraer las maderas y la
chatarra con parte de ese material se construyeron casas en un lugar llamado
Pueblo Nuevo. Una calle de Pomalca lleva el nombre de “Limarí” y la sirena de
la fábrica es parte también del barco. Además, algunas casas de familias
conocidas en Pimentel han sido terminadas o mejoradas con partes del barco.
Este
acontecimiento ha servido hasta en la actualidad para que gente de Santa Rosa
escriba al respecto, como es el caso de Federico Gordillo Llontop y Ausibio
Llontop Palacios con su trabajo presentado en 1993 a los II Juego Florales
organizados por IPEMIN. También Segundo Juan Gordillo Jacinto ha escrito un
pequeño trabajo titulado “Encallamiento del denominado “Limarí”.
¿Fue
castigo de Dios? O el epílogo trágico para los vencedores de una fecha
memorable. El 7 de junio los chilenos se quedaron con el Morro de Arica, los
Santarroseños se quedaron con el “Limarí”.
SE HA CONSULTADO:
-Registro Oficial de Fomento de 1905
Compilación de Leyes, reglamentos y resoluciones (1907)
-El Turf, revista semanal ilustrada # 151 – 1918
-Memoria del Ministro de Hacienda y Comercio (1920)
-La Epopeya del Morro de Arica- Ministerio de Guerra (1980)
-Historia de la Marina de Guerra del Perú (1929)
-Revista dela Sociedad Fundadores de la Independencia # 80 (1962)
-La Ilustración Española y Americana (1879)
-Buque chileno “Limarí” encalla en Santa Rosa: Año 1919 cuando
celebraban la Batalla de Arica – José Arana cuadra, Suplemento de La Industria
13-08-1978
-Barcos encallados y olvidados- Alfonso Tello Marchena – Suplemento La
Industria 1-08-1982.
-La Caleta y el Limarí – Glicerio García Campos, diario La Industria
11-03-1990
-La tragedia de un barco chileno en la caleta de Santa rosa – Nicanor de
la Fuente – Suplemento La Industria del 29-01-1989.
-A Propósito , por NIXA : del 17 y 19 de abril del 2004
-Revista “Variedades” de Lima # 589-590 y 617 de 1919.
-100 años de la Cámara de Comercio de Lambayeque, (2001)
-Diario “El Comercio” de Lima , edición de la tarde del 7 y 11 de junio
de 1919.
- “La Historia de los pescadores de Santa Rosa- de Efraín Huamanchumo
Effio (2020)