sábado, 21 de marzo de 2020

TEATRO DOS DE MAYO DE CHICLAYO





LA SEGUNDA INAUGURACIÓN DEL TEATRO
“DOS DE MAYO” DE CHICLAYO

En 1861 a don Felipe Pomar como mandamás de la Honorable Junta de Beneficencia junto a otros directivos  tuvieron la idea de construir para Chiclayo un teatro de los mas modernos y funcionales. Entre 1863 y 1865 estuvieron acantonados en Chiclayo el regimiento “Lanceros de la Unión” a cargo del coronel Mariano Ignacio Prado quien inicia la limpieza del terreno que llamaban la “Huaca del Coliseo” gracias a la donación hecha de dicho terreno por José María Arbulu y Clerk (Clark para otros) , que era de unos cinco mil mt2 y otro de 45 mt2 comprado a don Gregorio Campos Polo; para el futuro teatro. Don Alfredo Lapoint manda traer los planos de Francia y con ayuda de suscripciones populares se hacen los trabajos de su edificación hasta que el coronel Prado es cambiado y el nuevo jefe continúa dicha labor en forma esporádica, quedando las paredes a medio levantar. No es hasta el año de 1874 en que la Honorable Junta de Beneficencia se convierte en Sociedad de Beneficencia Pública de Chiclayo en la presidencia de José Manuel Maradiegue quien en colaboración de don Alfredo Solf y Pedro Pablo Bullón se continua con su construcción. Para afrontar los gastos emitieron 290 acciones las cuales fueron adquiridos por los notables de la ciudad a un valor de 50 soles cada una.*.  Siendo que en 1877 el Prefecto, capitán de navío Carlos Ferreyros y el presidente de la Beneficencia Alfredo Lapoint se concluyeron los trabajos en base a un empréstito de 16,000 que ellos avalaron. Las utilidades que diera el teatro servirían para atender a los pobres en el hospital de Nuestra Señora de las Mercedes.






Para su inauguración, el 28 de julio de 1878 de distribuyeron medallas conmemorativas para tal acontecimiento en donde se podía leer: “Inauguración del Teatro de Chiclayo 28 de julio de 1878 “y en el reverso “Siendo padrino el Excelentísimo Presidente de la Republica, General Mariano Ignacio Prado”; quien estuvo representado por el coronel José Miguel Ríos, Prefecto del Dpto. y como presidente de la Beneficencia don Pedro Pablo Bullón y Martínez de Pinillos siendo Alcalde Don José  Maria Quiñones y Lastre.
Inauguró el teatro la compañia dramática española a cargo de Ludgardo Fernandez Gomez con la obra “El derecho de primogenitura” y la zarzuela “Los Estanqueros Aéreos”; para esa fecha (según Nixa) el teatro tenía 16 palcos de primera fila y 18 de segunda, con capacidad de 6 personas cada uno; 450 asientos de platea y 200 de cazuela. Tenía una hermosa decoración, en el telón de boca estaba la figura del templo de Vesta (templo romano dedicado a Vesta, la diosa virgen del hogar ) pintado por el escenógrafo Baldassari.






Para la ocupación chilena a cargo de Patricio Linch el 24 de setiembre de 1880, estaba sentenciada su suerte a ser incendiado, pero gracias a las gestiones hechas ante el jefe chileno por Alfredo Lapoint pudo revocar la orden diez minutos para las dos de la tarde.
Pasada estas acciones bélicas y en tanto se iba recosntruyendo el pais , en el teatro se iban haciendo arreglos como sucedió para 1901 que se realiza entre otras mejoras, de la pilastra izquierda de su fachada a punto de desplomarse por la humedad del subsuelo producido por un excusado vecino, a cargo del ingeniero Luis País, además se realiza el traslado de la boleteria con su ventailla para la calle.
En 1903 se hace “Entortar los techos”, se contrató al Sr. Emiliano Petroni, inteligente pintor escenografo, para la refacción del decorado, se ordenó traer catálogos para elegir las placas de zinc con grabados con que se iba a cubrir los techos, entre otras mejoras, creandose además en la beneficencia de una inspección llamada “teatro”.
En 1904 las compañias teatrales dejan de venir por miedo a la peste bubónica, pero se continuaba en sus arreglos como el enyesado de las paredes del proscenio y los camarines de los artistas, el pintado de cuadros alegóricos para su arco arcónico, un telón de fondo para “Marina” y otras piezas importantes por el escenógrafo Sr. Amedeo Dell’ Acua. No se ha podido llevar a cabo por falta de practica y dinero la instalación del techo de zinc traído desde Nueva York, llegados al Puerto Eten y traidos a Chiclayo gratuitamente por el ferrocarril gracias al sr. Luis G. Marquina y de la estación hacia el teatro por el tranvia que administra el sr. José Jiménez.
Por su escenario pasaron muchas compañias teatrales de prestigio; dramáticas, de variedades, zarzuelas, predigitadores como el gran Onofroff que se presentó en octubre de 1912 ejecutando complicados “fenomenos en la gestión de la voluntad” tambien de “Magnetismo, hipnotismo y fascinacion”.
En 1920 el Teatro fue usado para la instalación del Congreso Regional del Norte en Chiclayo, sendo prefecto don Moises Escurra. Congreso donde se toman importantes acuerdos como la creación del distrito de Pimentel.




Para 1925 por motivo de las fuertes lluvias caidas en todo el departamento, el teatro así como otros edificios fueron convertidos en escombros, sus ornamentas y otras piezas decorativas de éste se perdieron, solo sus muros externos quedaron, era un tanto humillante que Chiclayo se quedara sin Teatro, aunque hubieron voces que pretendieron su total demolición. Fue por esos años sustituido para presentaciones teatrales por el cine “Gaumont” que luego se le cambia de nombre por “Olimpo”, en la calle San José, costado de la Iglesia Nueva.
Era febrero de ese año segun recuerda el periodista Jose Arana cuadra que nos dice: “Era febrero, creo, vispera de carnaval y debutaba en el teatro 2 de mayo una famosa compañia de Dramas española dirigida por Enrique Borrás y estrenaba una obra famosa “El Cardenal” , yo me fui a mi cazuela cuando empieza la lluvia, al principio la gente no hacia caso, cuando de repente por los tragaluces de la cazuela del teatro entra el agua en torrentes, como un rio, no era lluvia era caudal de agua, entonces nos hemos bajado a las tumbadas, nos escapamos ya que al poco tiempo se cayó el techo, el teatro estuvo cerrado varios años” (Tomado de mi libro  “Del Chiclayo que se fue” 1993). Sobre este caso Arana en un articulo publicado en el Suplemento de “La industria “de Chiclayo agrega: “…Enrique Borrás el insigne actor español vestido totalmente de púrpura escarlata, capelo, birreta y túnica con cauda, representaba con su continente figura y su vigorosa voz al protagonista de la obra “El Cardenal” y luego empezó a llover torrencialmente a cántaros ......”.
Esta desgracia del Teatro (por las lluvias de 1925) que estuvo cerrado por muchos años hasta que el 13 de febrero de 1931 la Sociedad de Beneficencia Pública de Chiclayo, su Inspector de Bienes Urbanos Sr. Manuel F. Del Castillo Muro pide se emprenda la reconstrucción del Teatro invocando la filantropía del pueblo chiclayano y del apoyo de la Junta Pro Desocupados; hubo voces que decian que el el teatro era una “pocilga de ratas” y mas practico era destruirlo. Ante estas discrepancias se nombra una comisión de cuatro miembros para ver si era factible su reconstrucción, asesorados por el arquitecto Víctor Mora, quien da un informe positivo al respecto. El primer escollo que encuentra esta iniciativa es la negación de ayuda por parte de la Junta Pro- desocupados la cual aconseja se dirija la solicitud a la “Central Distribuidora de Fondos del Perú” que para suerte era miembro de ella Ramón Aspillaga Anderson quien consigue cinco mil soles mensuales para que la Junta Pro Desocupados los asigne exclusivamente para la reconstrucción del teatro, se comenzó a poner cimientos de piedra a todos los muros del edificio, y gracias a que el presidente accidental de la Junta Pro Desocupados  era un chiclayano el sr. Pedro Delgado Gutiérrez, es que le pone todo su empeño pero lamentablemente a los cuatro meses deja esa presidencia y esos fondos son designados al adoquinado de varias calles de la ciudad por parte del nuevo presidente de dicha Junta a pesar de las reiterados reclamos para que reconsidere pero sin lograr su objetivo. Es en estas circunstancias que el Sr. Del Castillo logra se nombre el “Comite de Sociedad de Beneficencia Pública de Chiclayo Pro Teatro Dos de Mayo” compuesto por cinco miembros que se encargarían de conseguir los fondos para continuar con la obra de reconstrucción. Estaba compuesto por el sr. Miguel Arbulú Gonzales como Presidente, el Sr. Ettore Piermatei, Pedro Cardoza, Enrique Ibáñez y el Sr. Del Castillo.




Desde la prefectura en sus respectivos periodos el Sr. Antonio Ruiz Bravo Y Eloy Ureta unieron sus buenos oficios. El Sr. Arbulu Gonzalez es llevado a la presidencia de la Beneficencia y el Sr. Del Castillo asume la presidencia de dicho comite. Ante la fuerza de la opinion publica, la Junta Pro Desocupados reconoce que es importante no solo el adoquinado de las calles sino tambien el Teatro y acuerda continuar los trabajos, pero sin intervencion del comite de la Beneficencia, quien viendo que lo importante era la continuación de la obra acepta ese pedido.

Aunque con el pasar de los meses el dinero de Pro desocupados fue insuficiente y es entonces que el Comite de la Sociedad de Beneficencia de Chiclayo se empeñó en conseguir dinero y con la ayuda de don Pedro Delgado Aurich organizan una Corrida de toros que arroja como resultado la suma de unos mil soles oro, luego hubo algunas funciones de circo que dieron unos cientos de soles mas. Viendo que era imposible conseguir dinero para la compra de butacas (Para las lluvias de 1925 las que se pudieron rescatar se vendieron a un cine) se da una iniciativa de vender los asientos platea a las personas que gustan sentarse comodamente al ir al Teatro y los que las compraron lo hicieron sin exigir la propiedad permanente sobre el asiento. Además, el Sr. Arbulu Ibañez dona siete mil cañas y el Alcalde Puente el telón de boca y compra 50 butacas. **








Se llega el dia esperado, aquel 28 de enero de 1934, siendo presidente de la Beneficencia Pública de Chiclayo el Sr. Pedro Delgado Aurich, presentandose una actuación Literario-Musical dirigida por la Srta. Piedad de la Jara. Apadrinan la ceremonia inaugural el Presidente de la Republica Oscar R. Benavides con la sra. Tomasa Aurich de Montero, el Telón de boca apadrinan el Sr. Miguel Arbulú Gonzalez y la sra. Coya Muro de de la Piedra. y como Maestro de ceremonias estuvo don Manuel F. del Castillo. Volviendo a la vida por segunda vez el Teatro de los chiclayanos. no obstante las inclemencias del tiempo y algunos hombres vuelven firmes e indestructibles sus muros imborrables en su contextura histórica.
Para finalizar diremos que en 1936 se gastaron S/. 1624.50 en abrir dos puertas de escape hacia la calle Vicente de la Vega, el 11 e setiembre se produjo un incendio que felizmente fue controlado causando poco daño, estando asegurado el edificio por la Cía. De seguros “Italia” por diez mil soles, quien habría reconocido los daños por el valor de S/. 1,249.50.
Esta es una Reseña de nuestro Teatro “dos de Mayo” con nuevos datos para futuros estudios al respecto.






*Con respecto a estos bonos, para 1891 la mayor parte de las personas que suscribieron este emprestito para la construccón del Teatro “Dos de mayo” los cedieron a la beneficencia para apoyarla ante la crisis economicas en especial para afrontar las averías sufridas en el cementerio de Patazca a consecuencia de las lluvias de 1884 y 1891. Siendo 41 bonos de Sebastían Dall’Orso; de Jose Maria Quiñones y Lastre, Eusebio ferré y de Santisteban Salazar 6 de cada uno, Felipe Rentería 5, Pablo Valle, Justiniano Paz y Sebastian Puccio 4 cada uno, varios de 2 y 1 bonos haciendo un total de 101 bonos. Existen dos anecdotas en los extremos de donacion y no donacion: Sebastian Dall’Orso el que dona el mayor numero de bonos lo hace con la condición que la Sociedad de Beneficencia Pública conservara el mausoleo de su hermano Emilio. En el otro caso don Juan de Dios Lora pidió el pago de los suyos mas intereses, iniciando acción legal que despues de siete años consigue que la Corte Suprema le reconozca a sus herederos quienes cobraron en setiembre de 1898 la suma de S/. 4,345.90

** Fueron 392 butacas vendidas a personas naturales e Instituciones (Una compró 50 butacas, otra 15, dos 12 butacas c/u, dos 10 butacas c/u, tres 6 butacas c/u, seis 5 butacas c/u, cinco 4 butacas c/u, tres 3 butacas c/u, ochentaiocho 2 butacas c/u y ciento diez y ocho una butaca c/u. Entre los que aportaron fueron:
-Concejo Provincial de Chiclayo 50 butacas -M. F. Del Castillo 15 butacas - Juan Cuglievan 10 butacas –Colonia china 6 butacas – Nicolini Hermanos S.A. 5 butacas – Sociedad Agricola Pomalca limitada 5 butacas -Grace i Cia. 3 butacas (sigue).
Dos butacas: Cine Iris, M. Waldisphul, Empresa de Luz eléctrica de Chiclayo, Dr. J. M. Barandiaran, Pedro Baca, German Klinge, Mario Bazan, Adolfo Richter y Sra. Gremio de Matarifes, Max Gorbitz y Sra., Andres Cassinelli (sigue).
Una butaca: Diario “El País”, Ricardo Checa Odar, E. Landivar, Adan Grillo, Casaretto Hnos., Petita Lombeira, Baldomero Nepo, Usabro Maoki, Cafe “Mikado”, Centro Deportivo “Espinar”, James A. Yarrow, Dr. Romulo Paredes, Eloy Ureta, (sigue).






BIBLIOGRAFIA CONSULTADA


-Memorias de la Beneficencia Publica de Chiclayo para los años 1901, 1903,1904 publicadas en el “Registro Oficial de Fomento” Lima
-“El Teatro dos de Mayo- Breve reseña histórica” de Pedro Reyes Zeña 1934
-“Del Chiclayo que se fue” de Miguel Diaz Torres 1993
-“Como nació el teatro dos de mayo” de Glicerio Garcia Campos en el Suplemento de “La Industria” de Chiclayo del 8 de junio de 1980.
-Teatro “2 de mayo” Monumento Nacional de Nicanor de la Fuente “NIXA” en Suplemento Lundero del diario “La Industria# de Chiclayo del 29 de setiembre de 1985.
- “Apuntes para la historia del teatro en Lambayeque” de Jose Arana Cuadra en Suplemento de aniversario del diario “La Industria” de Chiclayo de fecha 17 de febrero de 1977.
- Ilustraciones: Grupo de facebook “Antiguas fotos de Chiclayo” .
-Medalla conmemorativa de inauguracion del Teatro dos de mayo de propiedad del coleccionista chiclayano David Cotrina Becerra.






domingo, 1 de marzo de 2020

Lambayeque y Chiclayo vistos en 1833



LAMBAYEQUE Y CHICLAYO VISTOS EN 1833

En mi constante búsqueda de material bibliográfico lambayecano, me encontré con lo escrito por un viajero norteamericano cuyo trabajo es el resultado de sus observaciones  durante dos cruceros en el Océano Pacífico, el primero por más de más de tres años a bordo del buque de los Estados Unidos “Brandywine” de Agosto de 1826 a octubre de 1829, y el último del barco de los Estados Unidos “Falmouth” desde junio de 1831 hasta febrero de 1834 por William Samuel Whaithman Rushemberger (Nueva Jersey 1807 / Filadelfia 1895) Naturalista, inventor, médico cirujano, siendo publicado en 1835 en dos tomos con el título: Three years in the Pacific; including notices of Brazil, Chile, Bolivia, and Peru. By an Officer in the United States' Navy”.  Londres 1835 ; el cual no está traducido al español, pero con el deseo de ser conocido y difundido lo he traducido , esperando algún día sea traducido por los especialistas y académicos. Lo que describe sobre nuestra región se encuentra en el segundo tomo y es lo siguiente:



Su llegada frente a las costas de Lambayeque y las peripecias que tienen que experimentar para llegar a la orilla:

“El 22 de marzo de 1833, llegamos al litoral de Lambayeque, en 6 ° 47'de latitud sur y anclamos a unas seis millas de la playa. El anclaje no está protegido por punto o cabecera, por lo que es muy parecido estar en el océano abierto, particularmente cuando la niebla cubre la costa distante. En cualquier otro parte del mundo sería peligroso; pero aquí donde las tormentas son desconocidas, solo la brisa sopla constantemente desde una dirección. (...). También se le llama el mar de los borrachos, porque un hombre borracho podría navegar en él y si alguna vez se pierde una embarcación, se debe a la ignorancia del piloto, para la navegación es seguro, a menos que vaya a donde no debería. (...).
Poco después de fondear, tomamos un bote de ballenas y se detuvo, con la esperanza de conseguir abordar una balsa, que vimos a vela cerca de la orilla, y que conjeturamos se dirigía a la playa; pero al querer subir a ella, descubrimos que estaba llevando mercancías para un bergantín de carga para el Callao. Ya que iba a  regresar después de largo tiempo, decidimos intentar llegar a la orilla en nuestro bote, aunque era extremendamente peligroso por el fuerte oleaje que azota constantemente la playa; no pensamos correr mucho peligro, ya que el bote había aterrizado dos veces en ocasiones anteriores sin la menor dificultad, remamos audazmente hacia las olas y aunque se movía ferozmente a nuestro alrededor, nos encontramos sin nada que nos haya hecho lamentar nuestra decisión hasta dentro de cien yardas de la arena; entonces el remo de la dirección fue arrancado de las manos de nuestro timonel. Ahora privado en una gran medida de los medios para maniobrar el bote, para llegar a la orilla, saltando y haciendo espuma y rugiendo todo como avisándonos de nuestro peligro. Encontrándonos en peligro inminente uno de nuestro grupo gritó: "Todo depende de nosotros, el mar nos va a voltear”, "No tan rápido", exclamó nuestro timonel. "Ahora muchachos por sus vidas, remen a estribor y de vuelta al bote”, “y no atrapar cangrejos” La orden fue obedecida con precisión y la popa del bote fue casi instantáneamente opuesto al mar que se acerca, pero no lo suficiente para evitar el aerosol que nos empapó bastante bien, el bote montado en la cresta de la ola; los remos estaban en reposo y al momento siguiente nos acostamos a salvo en la arena. En esta temporada, muchas familias están aquí desde la ciudad para beneficio y placer del bañarse en el mar. Más de cien personas hombres, mujeres y niños corrieron a la playa al vernos desembarcar. Algunos fueron impulsados ​​por la curiosidad de examinar nuestro bote, nuncal antes habían visto uno excepto a distancia, y otros que simpatizaron con nosotros al vernos en peligro, gritándonos que retrocedamos mucho antes de que estaban al alcance del oído, ahora vinieron a reprobar a nosotros por nuestra temeridad. Exclamaciones como "Que temeridad" “perder la vida para nada" "Qué temeridad para exponer la vida por nada” dijo uno."Unos calavéras sin duda"(...)"Valgame Dios no lo hago yo por diez mil pesos" " ¡El Señor nos conserve! no lo hagas por diez mil dólares" exclamó un tercio; pero las jóvenes damiselas fijaron su mirada en el bote, "Que buen bote, ¡que bonito parecia en la ola! que bien navegaba" "Qué bote tan excelente" Qué hermoso el bote apareció en la ola ¡Qué bien navegó!”.
De hecho, muchos barcos se han perdido aquí, y el dinero tampoco puede inducir a estas personas a embarcarse o desembarcar en cualquier cosa menos una balsa. Ver girándonos como dioses del río, varios de las buenas personas se acercaron, agradeciendo al cielo que estábamos a salvo y nos ofrecieron un cambio de ropa; pero nuestra valija escapó de ser mojada, rechazamos la oferta, aunque estábamos queriendo aceptar una copa de pisco para evitar el frío. Nuestro bote fue lanzado nuevamente, a pesar de ser profesional y ser muy optimista, pronto forzado a través de las olas y alejándose rumbo al barco.
Hay algunas cabañas y almacenes construidos. en la orilla, que juntas forman el puerto de San José, el pueblo de Lambayeque se encuentra aproximadamente seis millas hacia el norte y este. La balsa utilizada aquí, difiere de la de Coquimbo, Cobija, Arica o Huanchaco; esta consiste de una balsa de troncos grandes, de una especie muy ligera, la madera crece cerca de Guayaquil, ellos están asegurados juntos por cuerdas y un mástil es fijado cerca del centro, en el que se encuentra una vela cuadrada. La balsa es manejada por seis u ocho personas y se utilizan para desembarcar y embarcar mercadería para las embarcaciones, para pescar y muchos navegan hacia el lejano norte como Guayaquil con cargas sin mojarse. Algunas son empleadas llevando sal de Sechura a Paita y a veces llegan tan lejos como treinta y cuarenta millas de la costa. Ellos pueden estar navegando todo el día en el mar y acostado toda la noche en la tierra. Su manejo es mucho más practico de lo que podría posiblemente conjeturarse de una simple examinación de su estructura; en este puerto ellos siempre aterrizan, navegando directamente sobre la playa y si no se requiere para uso inmediato están en una vez desarmados”.




Hace luego una descripción de su viaje a caballo hacia Lambayeque y sus tertulias con habitantes de alli:

“Mojados como estábamos, montamos nuestros caballos y en pocos minutos poner espuela para el pueblo de Lambayeque, el camino se extiende sobre una llanura irregular serpenteante entre colinas de arena y aborígenes montículos, la única vegetación sobre ella es una especie de espino llamado aroma y ​​ por todos lados arboles de algarrobo. Cerca de las siete entramos en el pueblo, en medio de los ruidosos saludos de perros que eran despertados de sus sueños en casi cada paso; parecen disfrutar de grandes privilegios a juzgar por el hecho de que hay una fuerte simpatía entre la pobreza y los perros, podríase conjeturar que esta ciudad se regocija en un número de habitantes pobres. Las campanas sonaban insistentemente y perros ladraban cuando pasabamos por las calles, mientras que numerosos pequeños grupos de mujeres y niños se reunian en las puertas. Nos bajamos en la casa de un hombre del pueblo que había viajado a Europa y que habla inglés muy bien; pero descubrimos que estaba ausente en la sierra en una visita a algunas de sus minas. Conforme a un acuerdo previo con él, tomamos posesión de la casa y en muy pocos minutos poner a los sirvientes a nuestro servicio, para preparar nuestra cena y camas mientras que en el té, varios vecinos gentiles y dos de nuestros compatriotas que residen aquí, pasamos toda la tarde en el casa conversando con nuestros huéspedes, uno de los cuales (un nativo del pueblo) nos pareció muy inteligente en el historia del país, además de poseer muchas nociones correctas con respecto a Europa y Estados Unidos. La conversación giraba sobre la conquista de México y Perú y nuestro amigo Don Francisco, quien por cierto era tan delgado y seco como Don Quijote mismo, era muy apacionado en la alabanza a Cortés y Pizarro. El defendió a este último en la parte que tomó en la muerte de Atahualpa el Inca, quien era según él, un usurpador y merecedor de su destino. Cuando yo insisto en la ignorancia y bajeza de Pizarro, él argumentó que quizás cualquier otro jefe hubiera seguido una política similar bajo similar circunstancias y que era poco probable que un hombre que tenía tanta influencia entre sus seguidores, deberían ser incapaces de leer o escribir, particularmente cuando gobernaba a los hombres, quienes según el Fray Calancha, entendía ambas artes; Don Francisco, por lo tanto admitió que tales informes habían sido propagados a través de la envidia de sus contemporáneos”.




Luego describe un abrupto despertar motivado por una celebración religiosa, para luego muy temprano visitar la plaza del mercado y describir detalladamente la vestimenta de las mujeres que vendía alli:

“Alrededor de las cuatro de la mañana siguiente, fuimos despertados por el sonido de campanas y disparos de cohetes, acompañados de la música de tambores, instrumentos de viento y violines, que eran demasiado ruidoso para permitirnos dormir. Nos enteramos que eran parte de una ceremonia de la iglesia y cuando miramos hacia la calle, las estrellas estaban brillando en un cielo casi transparente.
Poco después del amanecer visitamos la plaza que forma parte de cada pueblo español. Nosotros encontramos gran número de personas en la calle, llegando para comprar las provisiones del día o regresando con sus canastas ya llenas.  Luego pasamos por una puerta donde dos o tres viejos vestidos de acuerdo a la estación de la mañana y blancos gorros de algodón, sentados fumando cigarrillos y disfrutando de la frescura de la mañana. A lo largo de un lado de la plaza, el lado de la iglesia, estaban las mujeres del mercado sentadas en medio de montones de frutas y verduras, sombreadas por esteras apuntaladas con listones. Las mujeres eran todas indios, de baja estatura y de complexión cuadrada, que tienen tosco cabello negro trenzado por la espalda, ojos negros bien separados, dientes blancos y narices planas.  La expresión del semblante es triste y muy plácido, de lo que se podría inferir su gran docilidad y paciencia de sufrimiento, el color de la piel es un cobre oscuro y liso. Son una raza nada bonita y su vestido negro completo oculta cualquier gracia que sus figuras puedan poseer; eso se llama "capús" (pronunciado capoos) y consta de dos piezas; la parte inferior es una enagua, que se extiende desde arriba del tobillo hasta las caderas, alrededor de las cuales se recoge por completo; la parte superior es recta y se puede comparar con una bolsa en la que se dejan hendiduras para la cabeza y los brazos; eso está enrollado sobre los hombros con una cinta o cordon negro donde se acomoda a un bebé, una amplia faja roja pasa varias veces alrededor de las caderas y asegura la enagua y el borde inferior de los "capús" que son mucho más largos que los cuerpo, caen en una especie de pliegue de bolsas, así que como para ocultar la faja. Los "capus" al estar sentadas flojamente, se cae la parte frontal y descubre la camisa blanca de lino grueso, bordado con hilo azul y estar perfectamente fruncido alrededor del cuello ocultando completamente el seno, las mangas de la camisa son cortas y también trabajado en hilo azul o rosa.
Un escapulario de diversas virtudes, o una serie de cuentas negras y una cruz pendiente en el frente, es el adorno habitual del cuello cuando se usa alguno. Para esta forma de vestir, que no difiere mucho materialmente de lo usado antes de la conquista, se agrega un poncho blanco o chal, tejido en un patrón azul usado sobre los hombros y que de vez en cuando sirve para colgar su hijo sobre su espalda mientras se sienta girando, (...) el bebé duerme sobre ella hacia atrás y saca la cabeza y los brazos de su saco, en vano tratando de llegar al suelo; y rara vez se escucha a estos niños llorar o quejarse mientras está cerca de la madre. Los pequeños pronto aprenden a atraer la atención tirando de su oreja o cabello y es seguro entonces ser arrastrado de los talones sobre el hombro para darle de lactar”.

Luego detalla lo que se vende en el mercado:

“Al otro lado de la plaza hay tres o cuatro puestos móviles para la carne del carnicero, sombreado por esteras (...) además de una variedad de frutas entre ellas finas chirimoyas y uvas, varios tipos de pescado, algunos salados y otros frescos son extendidos sobre esteras; entre los salados estaban el lenguado y la raya, un pequeño marisco conocido por los conchólogos bajo el nombre de abanico, eran expuestas a la venta en pequeños montones.
La falta de monedas pequeñas en Lambayeque ha dado lugar a una curiosa forma de hacer el cambio. La moneda más pequeña en circulación aquí es un medio, aunque en Lima el cuartillo igual a la mitad de esta se encuentra, pero en un número limitado. Para remediar esto, una ley convencional hizo dos huevos iguales a un cuartillo, cuando el puerto ha estado durante mucho tiempo sin visitantes, la moneda se deprecia tanto que tres o se requieren cuatro huevos para igualar esa suma, aunque esto es menos fluctuante que lo que pasa en Brasil o en Buenos Aires”.




Ahora realiza la descripción de la vestimenta masculina:


“El vestido de los indios masculinos consiste en un par de calzones apretados alrededor de las caderas y flojos, embolsar detrás y abrir por la rodilla, mostrar ing cajones bordados de lino o algodón; un poncho doblado y puesto sobre el hombro, se lleva incluso durante el clima cálido y a veces se usa una chaqueta. Un gran sombrero de fabricado en Guayaquil, forma la conspicua parte del vestido y cuando está montado, los tacones están armados con enormes espuelas de hierro o plata. Al igual que las mujeres, sus rostros son serenos y rara vez iluminado por una sonrisa; son bajos de contextura cuadrada y posee extremidades muy robustas”.

Continúa describiendo lo que observa en la plaza de Lambayeque:

“La plaza a una hora temprana, presenta una curiosa escena a los ojos del extraño; y si lo vería el mundo de Lambayeque en esta temporada, debe visitar este lugar antes de que el poderoso sol ha llevado a todas las casas. Entre los montones de frutas, sombreados por esteras que parecen tantas iguales, están sentadas mujeres indias, con los capús, a las compradoras o abriéndose paso entre ellos con bebés colgados sobre sus espaldas, merodeando aquí y allí, chismear en un tono de canto, y consumir sus comidas habituales. Estos son contrastados con los criollos, sambos y más animados blancos, de ambos sexos que aparecen en mejor atuendo. En una esquina se dejan los asnos y mulas con capachos y alforjas vacías, alejando a las moscas o a la sombra.
Las campanas están sonando, y se observa alrededor de la iglesia damas en saya y manto y con la mantilla de Cádiz, además gordos frailes con túnicas negras en la cabeza, caminando muy pausados a los confesionarios; temprano en la hora que la conciencia es más ligera, el yo es más claro y el estómago no se emplea en la digestión. Al mismo tiempo, el aguador por la mañana, se apresura en repartirla, chirriando o silbando a sus asnos cargados de agua fría que gotea de los barriles”.



Hace su ingreso a la Iglesia de Lambayeque, describiendo su interior y un hecho suscitado:

“Entramos en la única iglesia en Lambayeque; está construida de adobes y ladrillo, tiene terrazas redondas, y ocupa un lado de la plaza, tiene una torre o campanario de unos cien pies de altura; el interior como todas las iglesias católicas contiene varios altares y santuarios santos. El altar, las alcancias están aseguradas por un gran cerrojo de hierro y candado que transmitía a mi mente un oscuro decir, que tenía alguna relación con la honestidad de quienes visitan estos santuarios. El púlpito, así como algunos de los altares, están muy tallados y ricamente dorados y las columnas cuadradas son cubiertas con damasco carmesí, adornado con encaje amarillo pálido, pero todo está empañado y cubierto de polvo. El coro contiene un órgano de construcción grosera, pero de tonos dulces como arpa, dos cuernos, dos vocalistas y un violín. La música era solemne y relajante a veces y luego animada. El órgano siempre sonaba sin acompañamiento, varias mujeres, algunas en saya y manto y uno o dos con mantilla, estaban arrodillados en tapetes o alfombras en la nave de la iglesia, mientras sus dos sacerdotes cantaban la misa ante el altar. En rincones lejanos del templo, dos estaban arrodillados junto al confesionario, susurrando a través de su ventanita con tamiz en el oído de un fraile sentado dentro del mismo, mientras que dos o tres irreverentes canes jugaban entre las mujeres arrodilladas. Una anciana aparentemente estaba muy molesta, y ocasionalmente interrumpió sus devociones para lanzar una mirada reprobatoria a los perros, y luego relajó su semblante. Justo cuando estaba concluyendo una oración con "Bendito sea Dios", un perrito saltó contra ella, su ecuanimidad había terminado y ella exclamó en un enojado, pero tono apagado "Zafe, perro sinverguenza" “¡Fuera, perro sinvergüenza!" pero el perro parecía disfrutar de su ansiedad y no desistió hasta que ella lo golpeó con su rosario”.

Visita a una familia:

“Alrededor del mediodía a pesar del calor opresivo, caminamos por las calles silenciosas para visitar una familia que uno de nosotros había conocido anteriormente. La matrona hizo su aparición, ella con los brazos descubiertos, sin las mangas de su vestido que estaban pendientes a sus costados, su cabello colgando de su espalda y hombros y su seno casi desnudo; en este atuendo descuidado por lo cual el calor se ofrece como disculpa, no es raro que las mujeres casadas de Lambayeque sean vistas asi en sus propias casas durante la temporada de verano. Como es habitual en otros países, además de esto la conversación comenzó sobre el clima "Que calor hace" - "Cómo hace calor" dijo Doña Juanita (la anciana, las matronas siempre están contentas de tener el diminutivo anexado a sus nombres, incluso después que el cabello se ha vuelto plateado) al mismo tiempo que pasa su pañuelo de bolsillo, primero a un lado de su cuello, y luego por el otro, para secarse los efectos del calor del que se quejó. Este comentario fue más filosóficamente respondido por un joven peruano (...) "¡Si, Señorita! —Es verdad, pero es la fruta de la estacion" "Sí señora es cierto, pero es el fruto de la temporada". Después de agotar el tema del clima sin olvidar detenerse en los placeres y ventajas del baño de mar, fue la siguiente discusión sobre la habilidad de aprender varios idiomas en la debida consideración del francés, italiano e inglés, se decidió ser el español el mas hablado fácilmente por extranjeros que cualquier otro otro, "porque como se pronuncia se escribe y como se escribe se pronuncia " "porque como se pronuncia, se escribe y como se escribe diez se pronuncia; pero" continuó nuestra anfitriona "el idioma de ustedes se escribe de un modo y se habla de otro" " tu idioma es escrito de una manera y hablado de otra ". Estas observaciones que he escuchado en cada ciudad desde Valparaíso a Panamá. Después de esperar algún tiempo, la madre observó: "Las niñas estan peinándose" “ las chicas se visten”, pero como el cabello es parte del baño femenino en América del Sur, la expresión se expresa mejor, "las chicas son peinadas” (Me informa una dama inglesa que ha residido durante mucho tiempo en Lima, que las bellas nunca usan corsés, excepto en el ocasión de asistir a bailes públicos; de ahí cualquier belleza en su persona es natural, y no el resultado de ese hábito de apretar y amarrar que está muy desaprobado, así que generalmente practicado tanto en Inglaterra como en los Estados Unidos, al prejuicio de la salud y a menudo, al peligro de la vida).
Alrededor de las cinco en punto el calor estaba parcialmente disminuido y las casas en las calles que corren de norte a sur, proyectan una sombra completa. Nosotros paseamos y encontramos una gran parte de la población sentada a sus puertas, los hombres fumaban cigarros y las mujeres vestidas y sus cabezas adornadas con flores recién arrancadas”.





Le causa mucha curiosidad la chicha y le dedica unos parrafos a esta, además de a un sacerdote que encuentran en una chichería:

“Lambayeque es famosa por su excelente chicha y es uno de los pocos lugares en Perú de lo que Taralla habla bien:
Que llegas a Lambayeque / Abundante pueblo fertil / Cuyos indios, y vecinos / Son del agrado el modelo.
A lo largo de las calles se ven postes que se proyectan horizontalmente desde la parte superior de los ranchos con un montón de hojas de maíz atadas al final que indicar que la chicha se debe vender dentro. Cerca a un lado del puente opuesta a la del pueblo, es una "chichería" actualmente reconocida por la excelencia de su licor. Aquí nosotros encontrado dos o tres jóvenes caballeros y un Fray Tomás, alegre con estilo, charlando con sus matés de chicha y fumando cigarros.
Fray Tomás es un hombrecito notable no solo por su baja estatura y su gordura sino también por su pulcra manera de vestirse; él usualmente usa un chaleco de terciopelo cuidadosamente abotonado, para mostrar una clara camisa bordada con flecos, pantalones asegurados en la rodilla con hebillas doradas, botas de terciopelo negro, atadas con pasadores negros y sus pantorrillas bien proporcionada cubiertas de unas medias negras. Su prenda superior es rayada y de cuadros, corto en la cintura pero que le llega a las rodillas. Una bufanda con bordes morados usa alrededor de su cuello y una pesada cadena de oro y unos sellos en su cinturon, que cuelgan como cuelga un ancla del borde de una fragata. Cuando el sale, usa una fina capa de tela negra y un sombrero clerical enrollado en los lados, que protege su cara pequeña y al mismo tiempo que se esconde su delgado cabello negro y su tonsura; además el lleva una vara montada en oro de unos cuatro pies de largo. En total, Fray Tomas es un feliz hijo de la iglesia, de cincuenta años, que lleva una vida fácil diciendo misa, exhibiendo el sacramento y empleando su ocio en jugar a las cartas, fumar cigarros y bebiendo chicha. Es cortés y habla bien y se deleita en mezclar el "Néctar del Perú" como él lo llama y siempre pidiendo la opinión de sus acompañantes para ver si la bebida ha mejorado. Como la mayoría del clero en Perú, él es experto en latín y la historia de la iglesia y además tiene algo de un gusto anticuario que él se entrega ocasionalmente a consultas sobre las huacas y tumbas de los hijos del sol y siempre consume con particular gusto la chicha y veces se encuentra con algunas más fuertes que brandy”.

Su gran curiosidad a las huacas, le hace interesarse en visitar una:

“Hablando de las huacas la pregunta gira si ya fueran tumbas o depósitos para tesoros o fortalezas. Fray Tomás piensa que son los depósitos de tesoros porque los enterramientos siempre se encuentran en las llanuras y que nada más que tesoros son siempre encontrado en las huacas, mientras que en las tumbas frascos de chicha o algunos implementos de la industria. Expresé un deseo de visitar un huaca que esta cerca del pueblo para satisfacer mi curiosidad sobre el tema.
En este momento, un indio alto cuya persona estaba parcialmente oculto por un poncho sucio interrumpiól,  estaba apoyado contra un poste brazos cruzados, una pierna cruzada sobre la otra, descalzo y cabeza reclinada ligeramente hacia atrás, escuchando en silencio nuestra conversación, remarcó que sería peligroso ir a visitar esa huaca porque estaba encantada “No hay tal, tu no sabes nada”  “No es tal cosa, no sabes nada", dijo el sacerdote rápidamente y luego en un tono más suave dijo para mí "No le crea usted" “No creas a él” al mismo tiempo con una mirada significativa, moviendo su dedo índice ante su nariz de uno lado al otro. Luego observó que allí era una huaca cerca de la desembocadura del río, que quedó encantado de una manera curiosa. (...) Aunque se han explorado muchas huacas y se produjo grandes cantidades de oro hay todavía muchas que permanecen intactas; estos pueden recompensar la empresa de alguna caza fortuna. Hay una anécdota contada en Trujillo, de un español pobre pero trabajador que ganó la estima de un viejo indio a quien proteguió de la operación del sistema mita; el indio describió un lugar Chimú donde el español encontró más de un millón en oro, en utensilios y ornamentas y prometió decirle antes de su muerte donde podría obtener mucho más diciendo que solo había conseguido un huevo del nido. En agradecimiento por esta marcada confianza, el español compró una excepción por su servicio en las minas para los indios y toda su tribu, pero el viejo murió y su secreto fue enterrado con él.
Una tarde visitamos algunas huacas en la vecindad que entre los indios tiene la reputación de estar encantada. Ellas son simples fortalezas más que cualquier otra cosa, en el interior de uno de ellas hay una pared hecha de adobes de diferentes tamaños que aparece como si habría llovido mucho, tiene unos treinta pies de alto, cien pies cuadrados y de una forma piramidal, no hay rastro de tumbas o huesos en cualquier parte de su alrededor. La edad de estos montículos no se conoce porque nosotros se les dice que hace setecientos años y su origen y uso fueron un misterio tan grande como en la actualidad. El término Huaca, en el quechua idioma significa "llorar" y de ahí la impresión general de que estos montículos eran tumbas o lugares de enterramiento. La cantidad de tesoro tomado de ellos en diferentes momentos es muy buena; se afirma en el "Diario de Lima " para 1791 que desde el año 1550 hasta 1590 los quintos del rey ascendieron a casi unos cien mil castellanos de oro por valor alrededor de doscientos mil dólares (Un castellano es la centésima parte de una libra española)”.



Vuelve a ocuparse de la chicha, explicando sus caracteristicas y modo de hacer:


“La chicha era un licor usado por los aborígenes antes de la conquista que se demuestra por haber sido encontrado en sus tumbas. Chicha de el día de hoy es de la consistencia de la leche, de un color amarillento y cuando se vierte de uno vaso en otra espuma como cerveza; en general su sabor es ligeramente ácido, pero cuando es muy buena, la acidez es apenas perceptible. El proceso de hacerlo es simple: El maíz indio es remojado en agua hasta que se hinche; luego se seca extendiendolo en el suelo, la harina y el salvado se hierven en agua, luego es colada y se deja fermentar veinticuatro horas, estando ya apto para tomar.

LETRILLA.
Patriotas, el mate
De chicha llenad,
Y alegres brindemos
Por la libertad.
Cubra nuestras mesas/El chupe y quesillo /Y el ají amarillo/El celeste ají/
 Y a nuestras cabezas /La chicha se vuele/La que hacer se suele /De maiz ó mani./Patriotas
Esta es mas sabrosa /Que el vino y la cidra/Que nos trajo la hidra/Para envenenar.
Es muy espumosa/Y yo la prefiero/A cuanto el ibero/Pudo codiciar./Patriotas
El Inca la usaba/En su regia mesa/Con que ahora no empieza/Que es inmemorial.
Bien puede el que acaba/Perdir se renueve/El poto en que bebe/O su caporal./Patriotas
El seviche venga/La guatia en seguida/Que tambien combida/Y exita à beber.
Todo indio sostenga/Con el poto en mano/Que a todo tirano/Ha de aborrecer./Patriotas
Oh licor precioso/Tú licor peruano/Licor sobre humano/Mitiga mi sed.
Oh nectar sabroso/De color del oro/Del indio tesoro!/Patriotas, bebed./Patriotas
Sobre la jalea De muestro letargo/Del ají untada A una despertamos:
Con mano enlazada Y tambien logramos/El poto apurad : Libres por fin ser.
Y este brindis sea Patriotas
El signo que damos Gloria eterna demos/A los que engendramos Al heroe divino
En la libertad. Que nuestro destino/Patriotas          
Cambiado ha por por fin. Al caliz amargo Su nombre gravemos/De tantos disgustos En el tronco bruto
Sucedan los gustos, Del árbol que el fruto/Suceda el placer. Debe a SAN MARTIN.

Se ocupa luego de los utensilios y la comida de los pobladores, las superticiones y los gastos de su dinero:

“Las calabazas en las que se bebe chicha son llamadas matés. Las calabazas crecen aquí para asombrar, en diferentes tamaños y se convierten en todo tipo de utensilios domésticos requeridos por los indios, los pequeños se hacen botellas, tazas y platos y los grandes en platos e incluso en bañeras, los indios y la gente común se ocupan menos de la limpieza personal que en cualquier otro lugar que he visitado, aunque descuidados en su vestido, son extremadamente cuidadosos de lavarse y bañarse frecuentemente en el río. En nuestro caminar a menudo vimos hombres y mujeres bañándose juntos en una escasez de ropa y niños de ambos sexos de ocho o diez años de edad son visto hundiéndose en el río e incluso jugando por las calles completamente desnudos.
La comida de los indios consiste en un poco de pescado salado o fresco, maíz seco y chicha. A veces se entregan a los huevos, pero no a menudo porque ¡es como comerse su propio oro! (...), son extremadamente supersticiosos, y recurren a la brujería para la cura de enfermedades y dar una gran parte de sus ganancias a la iglesia; gastan todo en cera en ceremonias religiosas y chicha. Las mujeres llevan cargas pesadas de madera y grandes jarras de agua, hasta para un hombre. Son un pueblo bajo, cuadrado, poseído de semblantes suaves, pero una raza fea.
La honestidad es una virtud rara entre ellos, me dijeron que tenían la costumbre de colocar en las puertas (...) el espacio intersticial lleno con cohetes para dar alarma. Ambos, en Lambayeque y Chiclayo, un pueblo a unas cinco millas de distancia, hay indios que continuan su genealogía volviendo a los caciques; y un anciano en el este último pueblo es llamado como el Cacique".




Hace una descripción de Lambayeque:

“El pueblo de Lambayeque contiene en la actualidad unos doce mil habitantes, incluidos blancos, negros, sambos, indios y otras castas. Las calles son estrechas y se cruzan casi en ángulo recto. Las casas son mayormente de un piso de altura y se parecen a las de Lima en su arquitectura; no hay carruajes en el lugar con la excepción de un tipo de carro hecho de piezas pesadas de algarrobo, apoyado en ruedas de madera, (...). Hace muchos años este lugar estaba habitado por indios, siendo la capital de la provincia Saña, situada a pocas leguas hacia el sur; pero después de que la última ciudad fue saqueada por un pirata inglés alrededor del año 1685, los moradores se retiraron a Lambayeque. “Old Lambayeque" se aplica ahora al sitio de un antiguo pueblo indio a unas cuatro millas hacia el norte.
El país alrededor de este lugar es una llanura regada por el río Lambayeque, que recorre sobre la tierra en casi toda dirección y como el Nilo, lleva fertilidad con eso; estas corrientes vagabundas terminan en pequeñas lagunas que han invadido tanto los caminos en muchos lugares, que un guía necesita caminar a través de los muchos caminos sinuosos entre algarrobo y otros árboles, que crecen gruesos en todas partes, a media milla del pueblo”.

Ahora enumera la producción y producctos elaborados de esta zona y la forma de contrabando de la plata:

“Esta provincia a veces considerada el jardín de Perú, produce excelente azúcar, tabaco, arroz, jabón, pieles y cuero cordobés. El tabaco y el azúcar ha sido enviado desde los primeros tiempos a los mercados de Chile y Panamá; el jabón y el cuero generalmente se consumen en Lima. Últimamente sin embargo existen dificultades entre los gobiernos de Perú y Chile, la exportación de azúcar ha sido muy limitada; este último impuso un arancel de doce dólares el quintal a todos los azúcares peruanos; no porque el artículo se plantea asi en Chile, es para tomar represalias sobre Perú por la imposición de un trabajo pesado sobre rellenos de pan de Chile. Las frutas son similares a las de Lima; grandes cantidades de dulce, tanto secos como en almíbar se elaboran en la ciudad: de duraznos, membrillos y uvas, este último siendo el más estimado.
 Además de todos los frutos de la tierra, grandes cantidades en lingotes de plata de las minas de Hualgayoc y Caxamarca se exportan a pesar de la ley y vendida en Callao o Valparaíso, a comerciantes ingleses o estadounidenses. El ingenio practicado por los propietarios de la plata para eludir la ley es admirable, a veces se empaca en fardos de jabón y a veces en bolsas de arroz y de esa manera llega a bordo de los buques de guerra donde se retira la plata y se envía el arroz y el jabón a algún buque mercante. Una costumbre oficial he observado una vez, un gran número de aparentes fardos de jabón que se estaban embarcando a bordo de un buque de guerra estadounidense, pensaba con mucha crudesa, "Los estadounidenses deben ser una gente sucia que requiere tanto jabón para mantener la tripulación de un barco limpia”; comandantes navales ingleses y estadounidenses reciben el uno y medio por ciento del flete para llevar especies o lingotes y uno por ciento depositan. El gobierno francés no permite a sus oficiales cualquier privilegio de este tipo. Este dinero de flete los ingleses se dividen entre el capitán, el almirante de la estación y el hospital de Greenwich; con los estadounidenses "se debe dividir equitativamente entre la tripulación de la embarcación y del Navy Pension Fund ".
Por este negocio, en tiempos de la revolución algunos comandantes ganaron ochenta e incluso mas de mil dólares en el transcurso de tres cruceros de años. En aquellos días, no era raro ver un millón en plata y lingotes para ser enviados al mismo tiempo, para salvarlos de las manos de patriota o realista, como la fortuna de cualquiera pasó a ser ascendente.
Los indios fabrican una variedad de telas de algodón que se consumen en el país tales como colchas de algodón con figuras en relieve, sombreros de paja de una variedad de colores, petátes o esteras y cigarreras”.

Cuenta un relato sucedido hacía muchos años:

“Hace algunos años, un santo fraile y su sobrino, que estaba ansioso por ascender en el ejército español, dejó Trujillo para ir a España, este último llevando con él una de las mejores cigarreras fabricado en el país. El fraile ideó la forma de congraciarse con el rey y ser nombrado por su majestad cristiano confesor y el sobrino que fue bendecido con modales ganadores pronto se convirtió en tal gran favor como visitar a su rey en su cámara antes de levantarse de la cama; "Para que lo sepas" dijo el viejo caballero que me contó la historia, "que los reyes nunca se levantan antes de las doce en punto. Una mañana, el rey le dijo al sobrino que tomara un cigarro de la cigarrera real, "que era un gran honor", y observando que fue una muy gruesa, no vale más de dos reales en Lambayeque, el joven muy humildemente propuso para cambiarlo por el hermoso bien que él había traído. A su no hablar, la oferta fue aceptada por un tiempo, la cigarrera del rey fue la admiración y tema de conversación por toda la Corte española. El fraile enviado de inmediato a Perú, y yo portó las mejores cajas de cigarros que alguna vez hubo visto en toda España; y tal fue la rabia y moda para estas cigarreras que vendieron por cincuenta e incluso cien dólares cada una y muchos indios se enriquecieron trenzándolos. Pero el resultado más importante del intercambio fue que su majestad nombró al joven a una oficina cerca de su persona, que no era duda la ventaja ganadora tanto por el confesor y su sobrino”.

La visita que hacen a Chiclayo:

“Un domingo, montamos nuestros caballos a las siete en punto de la mañana y partimos para Chiclayo, el camino serpentea primero entre algarrobos y lagunas en los cuales había varias cigüeñas y una variedad de garzas blancas alimentándose y los árboles estaban llenos de palomas salvajes. Cerca de Chiclayo el camino estaba cerrado entre setos verdes que atraviesan campos de caña de azúcar y arroz.
La entrada al pueblo es a través de un camino con pilares cuadrados blancos y sobre un puente corto lanzado sobre una acequia o zanja. El primer edificio es grande llamado "Factoría de tabaco" donde durante la época española del gobierno colonial, el tabaco fue comprado por la Real Hacienda o Royal Treasury y embalado en rollos largos de aproximadamente dos pulgadas de diámetro llamados "mazos". Un millón de estos rollos eran exportado anualmente a Chile donde este tabaco es estimado y aún comprado por el estanco o monopolio, aunque no se usa en Perú. El precio fue fijado por el "Direccion General de Lima” a setenta y cinco dólares por unos mil rollos, (...), produciendo una gran ganancia para el Gobierno. Aunque el edificio tiene otros usos, todavía se usa para secar y embalar tabaco para exportación.
Chiclayo es más pequeño que Lambayeque, se parece mucho en apariencia general la población, últimamente muy aumentada, no superior a ocho mil almas. La plaza es un paralelogramo, tiene una iglesia en una esquina. A un lado hay un pequeño boticario, tienda alquilada por un alto maestro yanqui de la maja y mortero a quien recuerdo haber tenido visto hace varios años en Lima. Me dijo que estaba casado ", hecho para conseguir un viviendo " (...). Nos detuvimos en la casa de don Antonio que está en un extremo de la plaza y siendo la más bonita del lugar. Don Antonio habia terminado su baño, iba saliendo por la sala y nos saludó con un movimiento de cabeza sin decir una palabra, mientras iba abotonándose y ajustándose el pecho de su camisa. Uno de nuestro grupo pensó que la recepción era tan fría, que dijo algo sobre regresar. Antes de que nuestro anfitrión encontrara tiempo libre para hablar, nosotros lo habíamos examinado a él, el departamento y sus muebles: Es español, unos cuarenta años de edad, de baja estatura corpulenta, una cara cuadrada e inofensiva, no se destaca en absoluto por su cabello fino y liviano, cejas de colores. La habitación era grande, aireado, limpia y con pisos de baldosas, el mobiliario consistía en una hamaca de Guayaquil estirada en un extremo de la habitación, dos sofás con respaldo de cuero, una mesa cubierta de bayeta y una gran cantidad de sillas Windsor de color azufre, suficiente para hacer un descanso ante el calor. Un par de mirlos domesticados estaban saltando comiendo moscas.
Por fin, don Antonio, con un profundo suspiro recogiendo la ropa que acababa de tirar fuera, dijo: "Pues, ¿Señores, porque no se sientan ustedes?" " Bueno, caballeros, ¿por qué no se sientan? ustedes mismos abajo? "y desapareció por un momento en la habitación de al lado. Cuando regresó, se acomoda en una silla, expresó su placer ante nuestra visita preguntando sobre nuestro viaje, entonces su esposa, que es joven y muy agradable en conversación entró seguida de una niña de cabeza rizada de unos cinco años que doña Josefa nos contó que la habían dejado en la puerta cuando era un bebé y al no tener hijos, don Antonio y ella la consideraban como suya. En cinco minutos, a pesar de nuestra primera impresión estábamos como en en casa y conversamos con nuestros nuevos conocidos como si los hubiéramos conocido por años.
(...) En pocos minutos trajeron el desayuno con la preparación de una variedad de platos al estilo español. Después de que la dama se retiró, nos sentamos una hora conversando fumando cigarros con un viejo Franciscano que entró y luego don Isidro propuso un paseo por el pueblo.
Las calles estaban polvorientas y calientes y nosotros con mucho gusto se entramos en la "tina" o fábrica de jabones perteneciente a nuestro amigo Don Isidro. El hace grandes cantidades de jabón, bronceado y una gran cantidad de pieles de cabra. El bronceado y la fabricación de jabón son combinado aquí, (...) El jabón se corta en tortas cuadradas de cinco, seis o nueve por libra y embalado en pacas llamadas "petacas" para exportación.
Las pieles de cabra son curtidas y teñidas por el ayuda de una planta llamada paipai. Cien mil pieles de arena cordobesas se exportan anualmente de la provincia, las cabras están engordadas con vaina de algarrobo y el rendimiento es de diecisiete a veinticuatro libras de sebo cada una.
Todo el barrio de Lambayeque y Chiclayo está ocupado con fábricas de jabones, curtiembres y ingenios azucareros, en la mayoría de los casos todos los conviven en un establecimiento. Solo son notable por la grotesca de su estructura. Al salir de las fábricas de jabón, visitamos varias familias, pero solo encontramos a los caballeros en casa, todas las damas habían ido a la iglesia. La noticia de una revolución tardía acababa de llegar a Chiclayo y fue el tema absorbente de la conversación.
Un viejo caballero en compañía remarcado, "que una conmoción general en todo Perú sería una gran bendición para el país porque serviría para unir a los liberales y sofocar al tirano Gamarra y su ejército, cuyo único uso ya que el estado estaba en paz, era apoyar al ejecutivo, (...) todos muy patriotas para hablar hasta que se toca el bolsillo. —Entonces se callan; que son todos grandes patriotas en conversación, hasta que se toca el bolso, entonces son silencio".

Hacen una visita a la Iglesia Matriz de Chiclayo:

“Luego visitamos la iglesia, que estaba lleno de mujeres sentadas en la nave, esperando el comienzo de misa. Las campanas sonaban alegremente y actualmente escuchamos acercarse la música. En unos minutos un sacerdote seguido de media docena de Patricios de Chiclayo, bajo sombreros de punta y adornado con lazos de cintas rojas atadas en los ojales, ingresaban. Inmediatamente después de ellos caminaban una docena de indios con palmas largas en sus manos para ser bendecidos por el sacerdote, previamente para ser colocadas en las ventanas de sus chozas para evitar brujeria y enfermedades. Cuando el padre llegó al gran altar que estaba oculto por una gran cortina verde con una cruz amarilla sobre ella, las mujeres se levantaron de estar arrodilladas y habiéndose ajustado escrupulosamente el vestido para ocultar sus pies, asumían una mirada devota y se persignaron media docena de veces. La voz del órgano se escuchó entre los arcos, humo salía de los incensarios y circulaba alrededor del sacerdote y las palmas. Dos o tres indios que se habían quedado dormidos detrás del banco sobre el que nos sentamos, rápidamente se arrodillaron entonces volvemos hacia Don Antonio y vimos que desde su puerta una procesión de una capilla llamada La Recoleta y entra a la iglesia. Nosotros desde lejos observamos y el calor era demasiado grande para intentar acercarse. Todos nosotros podía distinguir que llevaban palmas (siendo Domingo de Ramos) y velas encendidas, aunque el sol brillaba en meridiano.
Charlamos y fumamos cigarros en la casa por una o dos horas. Durante la conversación la curiosidad me llevó a preguntar la edad de una dama, porque ella dijo que se había casado joven. “No sé de veras; hay madres curiosas que apuntan cuando nacen sus hijos, pero la mia no era una de esas" “De hecho no lo sé;” Esto se dijo con tanta ingesta molestia que no podría suponer que fuera por evasión; de hecho, las damas en Perú, cuando casados, no guardan sus edades en secreto.
Alrededor de las tres en punto la mesa estaba dispuesta con frutas de diferentes tipos y estábamos invitados a "refrescarnos". Después de participar ingiriendo de las frutas, varios platos de carne, aderezo de varias maneras se sucedieron mutuamente el número de diez o doce; y luego seguido de un postre de pudines, natillas y pasteles. Italia fue frecuentemente recomendada durante el almuerzo para promover la digestión y prevenir el cólera.
Alrededor de las cinco en punto, muy satisfecho con su hospitalidad, nos despedimos de don Antonio y su dama, y ​​cabalgó rápidamente de regreso a Lambayeque”.




Es testigo de un acto de Semana Santa en Lambayeque:

“Siendo lo que se llama Semana de la Pasión, hay una procesión todas las noches en las calles, ilustrandot de alguna forma la pasión de Cristo. El domingo por la noche una mesa enorme, con vino, flores y frutas que se asemejan a un jardín e iluminado con linternas y velas, en el que había varias figuras y entre ellas nuestro Salvador con una túnica de terciopelo ricamente bordada en oro. La mesa llamada "paso" o"Anda" es llevado por tantos hombres como puede apiñar sus hombros debajo de él; pero todavia es tan pesado que se tambalean y obligado a detenerse con frecuencia para respirar. El anda fue precedido por varios hombres y mujeres con velas, dos o tres llevando paños con varillas de plata y uno que lleva el Estandarte de la iglesia. Inmediatamente delante del anda iban dos muchachas indias adornadas con joyas que generalmente se las prestan para la ocasión, llevando brazeros plateados de carbones sobre los cuales incienso espolvoreado. Un sacerdote en canónicos completos, seguidos y el acompañado por una banda que estaba tocando musica de la ocasión.
Una tarde, la flagelación del Salvador en la presencia de Poncio Pilato fue el escenario representado por los guardias que estaban vestidos como viejos soldados, con barbas negras y bigotes, que nos recordó fuertemente nuestros días de niño cuando estuvimos encantados con la figura que se hacian.

(...) Estas procesiones, que se pagan de forma voluntaria por contribuciones de los indios, sirven para animar el lugar, pero al mismo tiempo traer religión en la falta de respeto en la gente (...) le preguntó a un amigo. "Estos son todos los inventos de los sacerdotes para robar dinero de los ignorantes que dan su miseria para asegurarse por sí mismos una breve detención en purgatorio y un paso libre a través de la puerta custodiado por San Pedro” "Antes de condenar al clero de estos países, miren a los Estados Unidos y digan yo si no hay abusos que corregir en ellos” (...)”.



Vuelve a referirse a la chicheria:

“Frecuentemente visitamos la chichería sobre el puente: la casa en parte antigua y parcialmente por la naturaleza frágil de los materiales de los cuales está construido, tiene una inclinación hacia la calle que los propietarios han opuesto con troncos robustos de algarrobo apoyados contra los aleros. El interior presenta una habitación pequeña, como entrada, amueblado con dos o tres sillas de cuero y tantos bancos de madera. En nuestra última visita, Fray Tomás se sentó balanceando sus piernas que no llegaban al suelo y bebiendo chicha de un mate de buena capacidad. (…)  en una chaqueta de rayas amarillas, ocupaba una de las sillas frente a él, fumando un cigarro. Ambos caballeros estaban escuchando una historia, contada por un hombre alto y bien parecido que había estado en el ejército, pero ahora está de administrador de la aduana. Más lejos había un pequeño grupo de caballeros fumando, riendo y charlando y dos mujeres indias estaban en cuclillas junto a una cocina de carbones asando pescado. Estaban sombreados por unos bastones colocados uno al lado del otro, sus extremos descansaban en una división de cañas, que separaba a ellas de la otra habitación.
Una de estas indias tenía un hijo de unos dos años de edad colgado de su espalda; y el pequeño  golpeando a su madre para ganar su atención, pero en vano; ella continuó poniendo pescado en las brasas y brasas en los peces, notando algo más: Una niña india, que actuó como un asistente, llevaba en lugar de los capus, una pieza de tela enrollada alrededor de su persona que se extiende desde la axila hasta debajo de la rodilla, asegurada sobre el pecho por hilos atados sobre los hombros y alrededor de la cintura. Cerca de ellas había varios grandes jarrones de barro para hervir y fermentar chicha y en el extremo más alejado del patio dos cerditos, además de estos, media docena de cerdos atados por el medio como monos y atados a clavos clavados en el suelo. Todos los cerdos chillaban ansiosamente por comer; mientras una docena de patos se pararon en un estanque parloteando y sacudiendo sus colas y una compañía amigable de pavos y gallinas (...) Los indios realizaban sus operaciones en silencio, excepto alguno de los invitados pedía "chicha" y luego la joven respondió: "ya voy"; el pescado asado se puso en un plato de calabaza y una olla de barro de "mote" (maíz sin cáscara y hervido) era depositado en otro y colocado sobre una mesa. Los caballeros inmediatamente tiraron sus cigarros, levantaron los bancos y las sillas y cayeron a comer con los dedos, los que no pudimos encontrar sitio en la mesa, conseguímos un pez en un plato de calabaza con un puñado de moté(...) aunque acabábamos de cenar y la comida fue tan groseramente servida, encontramos el pescado y mote muy bueno. Fray Tomás y su amigo el oficial de aduanas formó un desorden, sentado sobre una estera con un gran plato de calabaza con ternera y arroz guisado con ají acompañado por un mate de chicha y otro de mote.
El padre aplicó su cuchara de calabaza tan rápido, que todo, sin olvidarnos nunca, nos transmitió una invitación señalando el plato y asintiendo con la cabeza, con una mirada que hizo y un gesto bastante inteligible; el oficial de aduanas era no muy lejos que su compañero. Uno de los curs estaba dispuesto a unirse a ellos, a pesar de los rechazos que le dio el sacerdote, bajo cuyo armar él de vez en cuando encontró una oportunidad para mete la nariz en el plato y correteando con un trozo de carne caliente. Nos unimos para comer motě y bebiendo chicha y me aventuré a felicitar a la india en la cocina: su única respuesta fue: "¡Ay! Señor", habló en el tono de canto medio habitual, mientras ella continúa empujando el fuego.
Después de que tuvieron terminó la fiesta, pasamos a la sala de billar donde algunos jugaban al billar mientras que otros sentados en las esquinas estaban jugando con dados o tarjetas. Los jóvenes pasan sus tardes de esta manera y cuando pierden siempre atribuyen a alguna racha de suerte inusual. Anoche el oficial de aduanas perdió todo su dinero con el cura y algunos otros que lo dejaron sentado en su banco agarrándose a la barbilla, mirando a la mesa de billar y luciendo como un Hombre desesperado. Esta noche sin embargo estaba en suerte; el cura se desesperaba y aumentaba sus apuestas hasta que puso todo lo que tenía en el bolsillo en la mesa. El diablo estaba en los dados porque ellos rodaron contra el clérigo y en favor de el oficial de aduanas que entre el silencio de los perdedores asombrados, barrió la mesa aparentemente encantado de prolongar el tintineo de la plata y el oro cuando cayeron pieza por pieza en su sombrero de paja y  se fue dejando al cura solo con un cigarro. Ya sea largo el hábito le había asegurado la pérdida, ya sea profesional de la confesión le había enseñado la resignación o si se consoló con el cigarro que fumaba tan alegremente, no pude determinarlo; pero el hecho es que lo hizo no parecer estar muy angustiado(...)”.


Se despide de Lambayeque:

“Salimos de Lambayeque como a las doce en punto y nos embarcamos en una gran balsa llamada El Sacramento, que estaba cargada de suministros para nuestro embarcacion. La tripulación constaba de diez musculosos indios, que como toda su tribu llevaban el pelo trenzado detrás y corto de la corona a la frente excepto un largo mechón en el centre. Su vestido estaba completo en un par de telas de pantalones. Estando todo listo la vela cuadrada fue izada y un extremo de la balsa empujó hacia las olas, mientras que el otro la retenía en la playa por una cuerda sostenida por un grupo de indios en tierra, la vela se llenó, una pesada ola rompió rugiendo en la playa enviando una hoja de agua espumosa hacia la orilla y nuestra balsa estaba a flote. Los balséros que tuvieron sosteniendo con cuerda la balsa gritaron y saltaron a bordo y se soltó la cuerda. La vela ahora era suficiente para llevarnos constantemente a través de las olas al aire libre del mar, ayudado por amplios remos llamados timones que los indios manejaron alegremente. Como tenemos que ir en aguas profundas se forzaron varias tablas cortas abajo entre los troncos dando estabilidad y como la quilla de un barco manteniendo la balsa cerca el viento. Después de que estábamos bastante en camino, los indios se pusieron los ponchos y se sentaron, con calabazas de mote y pequeños mariscos antes mencionado, llamado concha de abanico. A las cuatro en punto pm. llegamos a la nave y habiendo sido trece días en el puerto, conseguimos nuestra ancla y nos pusimos a mar”.

ESTE ES OTRO APORTE A NUESTRA BIBLIOGRAFÍA REGIONAL.