EL ABUSO CHILENO EN LOS
PUEBLOS LAMBAYECANOS
La segunda ocupación de las tropas chilenas al departamento de Lambayeque se inicia el 12 de abril de 1881, a cargo del coronel Eulogio Robles
Eulogio Robles
y luego por José Umitel Urrutia quien muere trágicamente en el mes de marzo de 1882, arrojándose a la calle desde el balcón de su casa en Chiclayo, en un acceso de delirio causado por la fiebre amarilla que asolaba nuestro departamento.
José Umitel Urrutia
También
en esos días falleció en Lambayeque el Capitán comandante de las fuerzas
chilenas allí destacadas; lo peculiar en este caso fue que sus restos fueron
enterrados en una bóveda de la Iglesia San Pedro, siendo su cadáver llevado a
ella por ocho hombres del pueblo obligados hacerlo ya que los soldados chilenos
tenían miedo a contraer el mal.
El trece de mayo de ese año de
1882 asume el mando político militar del departamento de Lambayeque el Coronel
chileno Demetrio Carvallo, quien tiene la tarea de luchar contra dos enemigos;
el visible que eran fuerzas de resistencia como la de Manuel Becerra Silva y
otros que venían desde los límites con Piura en el norte y el otro, enemigo
invisible que era la fiebre amarilla.
Carvallo (el de pie)
No olvidemos el dos de agosto de 1882 que se realizó un enfrentamiento entre las tropas de Becerra y las tropas chilenas que regresaron a Chiclayo, enfrentamiento que se dio en el Parque Principal por espacio de unas horas, que ante la superioridad chilena tuvieron que retirarse por el camino a la sierra.
Hubieron varias bajas y un
prisionero por parte de los montoneros de Becerra; un muchacho de 18 años que
entusiasta se había enrolado a sus huestes, el que al día
siguiente fue fusilado en el atrio de la Iglesia en construcción (nuestra hoy
Catedral).
Grabado de unos años después, donde fue fusilado un compatriota
Tampoco podemos
olvidar la acción meritoria de pobladores indígenas de Ferreñafe que al pasar
el tren de Eten a Lambayeque lo asaltaron y tomaron prisionero a un soldado
chileno llamada Dorador. O la triste orden de Carvallo de incendiar todas las
viviendas de la caleta de San José al negarse sus habitantes a proporcionarles
pescado fresco para sus tropas.
Sin dejar de mencionar
las acciones de resistencia de las montoneras acaudilladas por Soberón y
Cornejo (Personajes olvidados hasta hoy) quienes el 16 de diciembre de 1881 ,
mal armados con unos cuantos fusiles , machetes y puñales atacaron cerca de
Motupe a un destacamento chileno haciéndolos fugar y causándoles 5 muertos.
Resaltando aquel 15 de setiembre de 1882 en que las tropas de Becerra derrotan
a los chilenos en el cerro “El Cárcamo” causándoles casi doscientos muertos y
tomando como trofeo de guerra pertrechos y cien caballos, siendo esta la acción
mas resaltante por el número de bajas infringidas al enemigo.
El Jefe político
militar Demetrio Carvallo ante la aparición de montoneras en la parte norte del
departamento de Lambayeque y la negativa al pago de “cupo de boca” (viene
a ser el pago con víveres) por algunos distritos, ordenó a sus oficiales Machuca,
Elías Perry y Tomas Rivera marchen al norte con 50 hombres a cobrar los cupos a
los pueblos y a deshacer a los montoneros que incursionaban desde el
departamento de Piura.
El batallón
Coquimbos parte en la primera quincena de noviembre de 1882 y ocupa sin
dificultad los pueblos de Ferreñafe y Mochumí que se encuentran en ruina ya que
hacendados de las partes altas del departamento mediante tranqueras captaron el
agua del rio La Leche dejando a Mochumí en seco; a pesar de eso sus habitantes
pagaron los cupos impuestos.
A una legua al
norte esta Túcume en donde una comisión europea se encontraba realizando
trabajos en sus huacas incaicas, continuaron las tropas chilenas haciendo los
cobros respectivos, dos leguas mas allá (suponemos era Illimo) los recibieron y
festejaron con cabros asados, igual recibimiento hizo el pueblo de Pacora,
también de pastores.
Para salvar a la
población de mayores males, los alcaldes avisaban la marcha del destacamento al
alcalde del siguiente pueblo para que se prepare rancho, alojamiento y
abundante forraje.
Las tropas
chilenas “descansaron dos días en Jayanca, ciudad de 4,000 habitantes, en su
mayoría de raza blanca pura, descendientes de españoles. El alcalde don
Ambrosio Ubillús, ilustrado caballero, tuvo para con la división las mejores
atenciones”. (Así lo manifiesta el capitán Francisco Machuca).
Continuaron a
Motupe y de alli a Olmos en una dura jornada bajo un sol abrazador describiendo
a Olmos así: “Olmos, pueblo de 8,000 almas, se halla enclavado en el desierto, rodeado de bosques de
jaimiquis y algarrobos. Su numerosa población se surte de un inagotable pozo,
ubicado en medio de la plaza; pero el precioso liquido mana abundante de la
roca viva, dos leguas mas al norte, entre los poblachos de Feloque y Cascajal...”.
Luego hace mención que cada seis u ocho años llueve copiosamente convirtiéndose
en una alfombra verde , siendo la ultima lluvia en 1878 y añade: “ y como un
incendio abrasó después la hierba de la pampa, la vista abarca una superficie
desolada hasta el confín del horizonte”. (Se refiere al sapote cuando dice jaimiquis)
La tropa chilena
continua la marcha por dos días y dos noches sin agua bajo 33° a la sombra
durante el día, la tropa camina la noche entera y descansa de 9am. a 3
pm. llegando a Salitral (Piura) con la perdida de 13 bestias por el calor y la
fatiga; donde cobran cupo de boca y se enfrentan a la resistencia causándoles
doce muertos y varios prisioneros que después de confesar ser del escuadrón de
los Coroneles Morian y Goycochea son ejecutados.
Por estos hechos,
se condena a conducir con sus empleados de la finca 162 bueyes “gordos,
escogidos, palancones” bajo la amenaza de prender fuego a los cercos de
algarrobo. De regreso en Motupe reciben refuerzo de 25 zapadores y diez
cazadores a caballo, enviando el ganado a Chiclayo con custodia suficiente y
persiguen a las montoneras por Olmos y Izcunlás, cobrando cupo a Morropón de
6,000 soles fuertes de plata y a la hacienda Buenos aires, ”otro de 60 mulas
escogidas”.
Satisfechas las
contribuciones , regresan a Chiclayo después de 41 días de marcha sin perder un
hombre y sin gastar en alimentar a la tropa, habiendo cobrado las
contribuciones atrasadas a los pueblos mas los soles fuertes de plata y se
embarcaron por Eten las 60 mulas y los 162 bueyes gordos.
Chiclayo , unos años después de la ocupación chilena
Todo este abuso
cometieron contra la población indefensa lambayecana, que ya estaba
prácticamente en la miseria por la sequia que se estaba dando y no poder
sembrar sus alimentos y al no tener armas sumado a que los jóvenes habían marchado a Lima y
al sur para la defensa, no les quedaba otra que ser corteses con el enemigo y
dejar la lucha a las montoneras.
Mapa chileno de esos años
BILIOGRAFÍA:
-"Las Cuatro Campañas de la Guerra del Pacífico" por Francisco A. Machuca - TOMO IV 1930 Chile.
-"Nosotros también luchamos en Chiclayo" Mi relato histórico publicado el 2013
ILUSTRACIONES : "El Perú Ilustrado" 1887 , Blog de Jonatan Saona (La Guerra del Pacífico 1879 -1884), Facebook "Antiguas fotos de Chiclayo"