LAS ALHAJAS
DE ZAÑA QUE NO LLEGARON A CHICLAYO (1898)
Corría el año de 1844 en
Chiclayo, habían transcurrido 7 días del nacimiento de un niño en el hogar de
Don Nicolás Bocanegra y doña Manuela Romero y aquel 13 de febrero, concurrieron
a la Iglesia Matriz para que el cura de esa Parroquia José Ignacio Gonzales lo
bautice con los santos óleos (crisma) con el nombre de Ricardo, siendo sus
padrinos don José Navarrete y doña Mercedes Bocanegra.
BAUTIZO DEL NIÑO RICARDO BOCANEGRA
La infancia del niño estuvo
llena del amor de sus padres y de la compañía de su hermana Rafaela, nacida un
año y medio después. Aquellos hermanitos recibían además los consejos y el
cariño de su madrina que era la misma, su tía Mercedes.
Pasan los años y ya joven,
Ricardo descubre que su vocación está en servir a Dios y se hace sacerdote,
cumpliendo su labor pastoral en varios lugares del norte del Perú como Zaña en
1875, para luego pasar a hacerse cargo de la Parroquia de Chocope por orden del Vicario Capitular Juan Antonio
Falcón, reactivando allí las Mayordomías, especialmente a los Priostes (mayordomos)
y a todos lo que servían a las cofradías.
FIRMA DEL PÁRROCO RICARDO BOCANEGRA ROMERO
Lo vemos en Jayanca en 1891
donde cumple una labor evangelizadora, para pasar luego a la Parroquia de Santa
María Magdalena en la Villa de Eten en 1893, teniendo al año siguiente de 1894 ir a remplazar al párroco Miguel Angel Corcuera
de Ferreñafe que por motivo de los sucesos políticos de ese año, tuvo que
retirarse a Lima. El párroco Bocanegra se quedó hasta el año siguiente y
después es llamado nuevamente a la Iglesia de Zaña en donde desarrolla una
buena labor, llevando el asiento de los libros en forma normal hasta el 27 de
diciembre de 1897, que por motivos de salud tiene que dejar su parroquia y
venirse a Chiclayo, quedado cerrada; es tratado en esta ciudad pero
lamentablemente fallece el 27 de marzo de 1898 producto de un infarto.
FALLECIMIENTO DEL PÁRROCO RICARDO BOCANEGRA
Es a partir de aquí que
comienza nuestra historia sobre las joyas que no llegaron a Chiclayo. En el
lapso que el cura de Zaña Ricardo Bocanegra estaba delicado de salud, es
posible que el Vicario de la Provincia Eclesiástica de Chiclayo Dr. Don Juan
Álvarez Campos (nombrado Párroco interino de la Iglesia de Chiclayo en 1895 y
luego Vicario de la Provincia) tomó la decisión de enviar al sacerdote Tomás
Cáceres ( Arequipeño, religioso del Convento de La Merced de Lima) y a un
pariente cercano del Sr. Cura Bocanegra para que hicieran un inventario de las
joyas de la iglesia y se procediera a depositarlas en una habitación de la
misma, procediéndola a cerrarla.
Días después de su fallecimiento
que como se recuerda fue el 27 de marzo del Sr. Párroco de la Iglesia de Zaña
Sr. Ricardo Bocanegra Romero, exactamente el dos de abril, se reúnen en la Casa
Parroquial Fray Tomás Cáceres en representación del Vicario de la Provincia
Juan Álvarez Campos, el Sr. Eladio Bocanegra como representante del párroco
fallecido de Zaña, el Alcalde del distrito de Zaña Sr. Matías Soberón, el Juez
de Paz Sr. Leonidas Rodríguez, el Síndico del Honorable Concejo distrital Sr.
Toribio Ampuero, el Gobernador Sr. José Andrés Reaño y los testigos Desiderio
Cosío (sic), Narciso Ripalda, Fidel Gamarra y José Félix Reyes; para realizar
la apertura de la puerta (sellada y lacrada) donde se encontraban depositadas
las alhajas de esa Parroquia.
Ingresando a la habitación,
procedieron conforme al Inventario de entrega que se hizo al señor Bocanegra y
solo hubo dos observaciones.
“(…) que en el inventario
denominaban un par de aretes a un par de prendedores, con más un brochecito y
algunas perlas”.
Así mismo en la recepción de
los objetos de plata labrada “se notó que no estaban consignadas tres
potencias chicas”.( rayos de luz que se colocan en la cabeza de la imagen
de Jesucristo, recordando su triunfo sobre la muerte, el dolor y el mal).
También se procedió a leer un
acta en donde constaba que el Sr cura Bocanegra “vendió varias partidas de adobes
de los destinados a la reparación de la Iglesia, a varias personas y el valor de
estas ventas parciales se encuentran en poder del señor Desiderio Cosío,
nombrado Tesorero de la obra, quien se declara responsable para su
oportunidad”.
Con esto concluyó el acto,
enviando una copia al Concejo Distrital, entregado en manos del Sr. Francisco E.
Falen, secretario de dicha entidad quien también se hallaba presente en el acto
de entrega y recepción de los alhajas, firmando todos los presentes.
Es posible que en esos
momentos se discutiera nuevamente sobre el destino de las alhajas, siendo
motivo para que el Párroco Tomás Cáceres manifieste que el Vicario y Párroco de
Chiclayo Álvarez Campos había ordenado que las alhajas sean depositadas en la
Parroquia de Chiclayo. Pero después de alegatos expuestos como las dificultades
en su traslado, “se resolvió, de común acuerdo quedaran depositadas en poder del Síndico
como llama (ilegible) la ley; de la cual doy fe:” Firmando
el secretario del Concejo Sr. Falen, quedando las alhajas en poder del síndico
del Concejo Sr. Toribio Ampuero.
FIRMA DE FRANCISCO E. FALEN
Podemos suponer que hubo
consenso entre las autoridades y los pobladores para no dejar que las alhajas
salgan de Zaña y a pesar que era real el peligro de llevarlas hacia Chiclayo
por los asaltantes de caminos u otro imponderable, más prevaleció el deseo de
mantenerlas en su pueblo.
Pasaron varios meses de
aquel año de 1898 y los pobladores de Zaña estaban sin párroco, (solo existen
asientos en el libro de bautizo, en el mes de abril por el párroco Tomás
Cáceres y luego por el párroco Álvarez Campos por encontrarse de tránsito en
Cayaltí); llegando a finales del mes de agosto de ese año el Misionero Apostólico
Fray Luis G. Miguel por orden del Vicrio de la Provincia Eclesiástica de
Chiclayo, asentando su primera partida de defunción el 31 de agosto, siendo los
siguientes asientos los correspondientes a los fallecidos durante todo el
tiempo en que no tuvieron Párroco, las cuales fueron firmadas dando fe, por
personas notables del pueblo entre ellos la firma más recurrente es del Sr.
José Mercedes Cachay (Ferreñafe 1858/1925 - quien llegó a Zaña en 1882 y posteriormente en 1913 lideró el
enfrentamiento contra los hacendados de Cayaltí por los abusos que cometían).
Luego continúan los asientos del Misionero encargado.
MISIONERO FRAY LUIS G. MIGUEL
FOTO DE JOSÉ MERCEDES CACHAY
Al año siguiente de 1899,
llega a hacerse cargo de la Parroquia de Zaña el cura Artidoro Cacho Cabanillas (Cajamarca 1866 / Chiclayo 1936), quien se
afinca en ese pueblo y en donde tiene a su familia y es recordado por su labor
no solo pastoral sino en lo social y cultural.(Escribió varias obras teatrales
cómicas cortas y estaba siempre orientando y apoyando en las actividades
sociales del pueblo).
(Para escribir este artículo, me he basado como documento medular, en el
acta de entrega de las alhajas que se
encuentra en el libro de bautismo 1895-1898 de la Parroquia de Zaña, en las
páginas foliadas con los números 102, 103, 104. El resto de datos descritos es
producto de una investigación de personajes y hechos.
De esta manera damos a conocer un
hecho olvidado de nuestra historia regional y por los pobladores de Zaña).