AL ENCUENTRO DE UNA RAREZA BIBLIOGRÁFICA LAMBAYECANISTA
A fines de la década de los 70’s del siglo XX yo era un novato en la
búsqueda de libros viejos de Lambayeque o sobre temas lambayecanos. Mis
búsquedas no tenían objetivos muy precisos y se centraban en la necesidad de
salvar de la destrucción y del olvido textos que en algunos casos eran
prácticamente desconocidos puesto que ni siquiera se les mencionaba en las
bibliografías disponibles sobre Lambayeque. Por la época mencionada, había junto
a la agencia del Banco Popular ubicada en la esquina de Arica con Héroes
Civiles un kiosko en el que un hombre ya
mayor vendía libros y revistas viejas. Era una persona algo adusta por lo que
siendo yo todavía un jovencito me conduje con cautela a fin de evitar que se
molestara. Al hurgar en la ruma de libros del kiosko pensé que debía ser rápido
con los ojos para localizar algo interesante; de pronto, divisé un librito
forrado con vinifán de color rojo titulado “Andanzas” y comencé a ojearlo, dándome
con la sorpresa de leer en uno de los títulos internos “Rumbo a Chiclayo en sus
fiestas centenarias”. Mi emoción fue tan grande que inmediatamente lo cerré y
lo compré, no recuerdo bien si por uno o dos soles de esos años. Llegué a mi
casa y al leerlo me enteré que había sido publicado en 1944 y hablaba sobre los
viajes de la autora, N. Gonzales de Valier, por el Perú, Chile y Argentina
aunque para mí lo más resaltante era su paso por Chiclayo en 1935, el año del
centenario de su elevación a provincia.
Portada del libro
Ha
pasado algo más de 40 años del hecho que acabo de referir pero mi recuerdo
sigue fresco como si todo hubiera sucedido ayer. Además, hoy tengo preguntas
que en ese momento no estaban en mi interés como saber quién fue N. Gonzales de
Valier, a qué se dedicó, cuál fue su formación académica y qué la llevó a poner
por escrito algunas de sus vivencias durante sus viajes por Sudamérica y el
Perú.
Al
realizar mis indagaciones, me di cuenta de lo difícil que era encontrar
indicios seguros acerca de la autora de “Andanzas”
y aunque fue poco lo que hallé creo que servirá para situar mejor su (al
parecer) único libro. Se llamó NATIVIDAD
GONZALEZ DE VALLIER, fue chiclayana nacida en 1889, estudió farmacia en la
UNMSM, y contrae matrimonio con el francés Miguel Vallier, farmacéutico de profesión;
vivieron en Lima y tuvieron dos hijos: Miguel Ignacio (Lima 1919 /1975) y Luis
E. (Lima 1925 /E.U.?) . Ella cultivó también el dibujo, la pintura, la música y
los idiomas.
Ahora
veamos lo referente al libro: Consta de 129 páginas y fue impreso en Lima en la
imprenta de Enrique R. Lulli del Jirón Azangaro # 549, en 1944. Tiene una
portada interior y un indice con los títulos de su recorrido por el Perú; el proemio
de seis páginas está firmado por José Pardo Castro, español nacido en 1881,
casado con Adelina del Carmen Accinelli Cortez (Chile 1894 /Lima 1969) y
fallecido en Lima en 1968. Pardo Castro apunta algunas observaciones respecto
al libro de Gonzales: “En crónicas sencillas, la señora González de Vallier
relata sus impresiones en forma objetiva y atrayente, sin fatigantes
descripciones sin profundizar en los temas”,hace comentario de la situación del
indígena , su falta de cultura, la explotación a que está sometido. Agregando: “Otro
aspecto de la cuestión lo constituye el alcohol y la coca; el gamonal; el
tinterillo, el gobernador, el alcalde y el cura. Son sus peores enemigos.” Y propone que: “Para extirpar todos estos
males necesitase convertir al indígena en propietario individual, instruirle,
enseñarle el valor de la vida y hacerlo ciudadano con deberes y derechos”.
Algunos de estos planteamientos no dejan
de ser interesantes tomando en cuenta la época en que fueron formulados.
Vista de Chiclayo en su Centenario 1935
La
autora dedica tres capítulos de su libro a Chiclayo; “El origen de Chiclayo
hasta constituirse en capital del departamento de Lambayeque”, “Rumbo a
Chiclayo en sus fiestas centenarias” y “Los trabajos de irrigación en el río
Reque”, capítulos que ocupan de la pag.
13 a la pag. 31. En el primero hace una rápida descripción histórica que abarca
desde las culturas preincas hasta el siglo XX. El segundo capítulo es, según mi
parecer, el más interesante. La autora describe su llegada a Chiclayo por vía
aérea a bordo de un avión “Douglas” y luego nos da una panorámica de la ciudad
a mediados de los años treinta del siglo veinte:
“La
ciudad presenta modernos edificios, un magnifico templo debido al tesonero afán
de la señora Juana de Plenge. Un alegre y bien provisto Hospital, dotado de una
esmerada y eficiente atención, mediante el celo de su director, don Pedro
Delgado Aurich. El elegante Palacio Municipal en cuyo piso inferior están las
oficinas de Correos, Telégrafos y otras dependencias, a causa de honrosa
actividad de don Francisco Cúneo Salazar. El Club social de gran prestancia; la
Planta de la Luz Eléctrica de propiedad de don Marcial Pastor; la bien equipada
“Cuna Maternal” auspiciada por un grupo conocido de damas chiclayanas; el
Mercado de Abastos y vistosas Plazas y plazuelas públicas”. “Existen demás
importantes casas comerciales; sucursales de Banco, adscritos en esta capital;
Molinos de arroz; la Escuela de Artes y Oficios, en la cual el ingeniero Tupac
Yupanqui, le imprime todo el esfuerzo de su acertada dirección. Colegios
particulares, los hay de gran prestigio. Está pendiente la iniciativa, para la
construcción del Colegio Nacional de San José, cuyo antiguo edificio está muy
deteriorado”. “Existe el Camal y así otros tantos edificios de enorme
importancia”. Concluye diciendo: “Solo queda pendiente, en manos de nuestro
activo Alcalde, la apremiante obra de Canalización de esta ciudad”. (Esto se
dio gracias a la Ley de Saneamiento de Chiclayo y Lambayeque N° 7947 promulgada
en diciembre de 1934).
Lamentablemente
no proporciona detalles de la celebración del centenario. Menciona su visita a la
Hacienda Tuman, de propiedad de don Luis Pardo, de la cual dice: “Aún está la
esbelta Capilla, teniendo a su derecha la amplia casa del administrador, y a su
izquierda las habitaciones ya modernizadas
de los propietarios. La ranchería, se desplaza hacia el contorno derecho,
existiendo entre otras tantas ventajas, la Escuela para varones y niñas,
poseyendo un campo deportivo, un Cinema y otras distracciones nobles y
alentadoras”.
En
su tercer capítulo ; “Los trabajos de Irrigación en el rio Reque”, menciona al
director de irrigación que reside en Lima, el ingeniero Arturo Wieland.* Además, se entrevistó con el Jefe de
Irrigación, ingeniero Max Cerro Cebrian**.
Explica que cerca del pueblo de Reque se estaba levantando una extensa
compuerta (o toma) y describe así las obras: “……..el traquido de los camiones y
carretillas ……..Agréguese además, el ruido potente de las perforadoras
neumáticas….”. Explica que se hace esta obra con los Fondos Pro Desocupados y al
estar ya por culminar, su costo es de diez mil soles oro. Menciona que también está
trabajando el ingeniero Valdivia. ***
Y concluye la autora manifestando que esta obra favorecerá a los agricultores
de Reque, Monsefú y Eten.
Este
es sucintamente el testimonio de una persona que aun habiendo nacido en
Chiclayo tenía ya la suficiente perspectiva como para ver nuestra ciudad con
ojos de viajero hacia el año 1935. Tengámosla en el recuerdo.
*Se trata del Ing. Arturo Emilio Apolinario Wieland Zuñiga (Huancavelica
1894 / Lima 1985) quien en los años 30 del siglo XX fue Director de Aguas e
Irrigación del Ministerio de Fomento y Presidente del Consejo Superior de Aguas.
**En mis búsquedas sobre este personaje, no he hallado referencias específicas
de su existencia. Sin embargo, en el 2018 publiqué mi relato “Luchando contra el paludismo en
Chiclayo” en el que mencioné al ingeniero Max L. Cerro Guerrero (Piura
1889/Lima 1973) llegado circunstancialmente a Chiclayo en 1918 con el propósito
de delimitar los cultivos de arroz para no afectar a la población de la ciudad.
Ahora bien, el ingeniero Cerro fue hermano de don Miguel Félix Cerro Guerrero quien
contrajo matrimonio con Isabel Cebrián, de cuya unión nacieron dos hijos: Miguel Felipe y Vicente Cerro
Cebrián. ¿Incurrió la autora de “Andanzas” en un error involuntario?
***Según mis búsquedas, te trata del Ing. Eduardo
Valdivia García (Arequipa 1889 / Lima 1984) padre del Ing. Oscar Valdivia
Avalos (Chiclayo 1926 / Lima 2009) quien por muchos años fue Director del
Proyecto Tinajones DEPTI.