FUSILAMIENTO
EN LA PLAZA DE LAMBAYEQUE (1847)
Una expedición científica, enviada por el Gobierno de Francia,
estuvo en el Perú entre 1843 y 1847 al mando del Conde de Castelnau, acompañado del
geólogo Vizconde de D’Osery, el naturalista Deville y el botánico Weddel.
El Vizconde D’Osery regresa del Cuzco a Arequipa y de allí a
Lima con el fin de enviar por el Callao cajas para el Museo Nacional de Paris,
con el material recogido; luego de lo cual se reuniría con el resto de la expedición en la confluencia del Marañón con el
Ucayali, dirigiéndose el Vizconde al norte del Perú, a Bellavista y de allí al rio Marañón,
llevando además de los instrumentos científicos necesarios, el dinero para la
segunda parte de su viaje.
El día 30 de noviembre de 1846 el Vizconde Eugene D’Osery inició su expedición en balsas desde el puerto del pueblo de Bellavista, contratando a
cuatro balseros; al dia siguiente en el punto de Yusamaro, el científico fue
atacado con el fin de robarle, por dos de los balseros, los hermanos Julca, siendo
Julian quien inicia el ataque asestándole una puñalada a la altura de la
tetilla, cayendo al suelo y siendo rematado por su hermano Luis quien le asestó tres puñaladas, siendo luego
desnudado y arrojado al rio. Quienes al volver a los seis
días al puerto, el tercer balsero Domingo Ubillus declaró ante el Juez de Paz de Puyaya, que el Vizconde se había ahogado con
sus pertenencias, sabiendo de estos hechos el Gobernador de Bellavista, pone en
conocimiento al Subprefecto quien los envía donde el Juez de Paz de Jaén en
donde declaran su crimen, cambiando su versión que fueron los Gibaros los que
los habían matado.
Las posteriores declaraciones tanto de Ubillus como del
cuarto balsero Marcelino Guevara (menor de edad), culpan directamente a los
hermanos Julca, al igual que las posteriores declaraciones de testigos
involucrados; pero veamos que sucedió después del asesinato del Vizconde
D’Osery:
Muerto el Vizconde D’Osery, llevaron su equipaje a esconder entre los Gibaros civilizados, entre ellos un tal Gaspar Monteza y otros, haciéndoles partícipes de los bienes del occiso y para que no divulgaran el crimen les repartieron dinero en la cantidad de 29 pesos. Al estar en el pueblo, entregaron a sus esposas cinco onzas de oro y 93 pesos , una tapa de cigarrera fina, un libro y un cuaderno manuscrito en idioma francés y hicieron que se escondieran en la montaña. Por otro lado, las declaraciones de Joaquín Bamonte quien estando una noche custodiando a Julián Julca este le declaró que el era el asesino del Vizconde. Ha pesar que se enviaron dos expediciones , no se pudo hallar el cuerpo del infortunado viajero francés.
Se realiza el juicio y los hermanos Julián y Luis Julca son
sentenciados a la pena de muerte, a Domingo Ubillus a cuatro años por ser cómplice
y al menor Marcelino Guevara, se le ponga en libertad “puesto que no se advierte
ninguna culpa de su parte” Sentencia dada
por el Juez de Primera Instancia del distrito judicial de las provincias
de Jaén Chiclayo y Lambayeque.
Este fallo fue apelado la Corte Superior de Justicia de La
Libertad confirmándose la sentencia para los hermanos Julca, absolviendo definitivamente al menor
Marcelino Guevara y en el caso de Domingo Ubillus se le redujo la pena “de
cuatro años de presidio en el del Callao, reduciéndola a la de dos años de servicio en las obras públicas de esta
ciudad”.
Posteriormente la Corte Suprema de Justicia de Lima el 16 de
junio de 1847 envía comunicación al
Ministro de Estado en el Despacho de Justicia , dándole a conocer la Sentencia,
felicitando a los magistrados, jueces y funcionarios que han intervenido en esta causa criminal “en
que se hallaban comprometidos el honor nacional y la justicia pública”.
El día 17 de Junio se dicta lo siguiente: “ De
conformidad por lo dictaminado por el Fiscal de la Suprema, no ha lugar a la
conmutación de la pena de muerte a que han sido condenados Julián y Luis Julca:
devuélvase los autos para que se cumpla la sentencia, previniéndose que debe
remitirse la certificación de haber sido ejecutados dichos reos..”.
En los primeros días de julio, el ciudadano Pedro Pablo
Anteparra, escribano público de Hacienda del Estado y registros del distrito
judicial de las provincias de Lambayeque, Chiclayo y Jaén dice: “Certifico
y doi fe a los señores que la presente vieren: que el dia de hoy seis del
presente mes y año a las diez del día de él, fueron ejecutados los reos Julian
y Luis Julca, por el atroz asesinato que perpetraron en la persona del Señor
Vizconde D’Osery, por medio de cuatro tiradores de tropa veterana a cada uno de
ellos, hallándose formado un cuadro en la plaza mayor, el batallón de
infantería y el escuadrón de caballería cívica de esta ciudad, después de que
se les acudieron a los susodichos con los socorros espirituales, de cuyo golpe
de bala cayeron muertos, quedándose tendidos en el sitio de la ejecución, con
lo que se dio cumplimiento a lo ordenado: todo lo que presencié yo el dicho
escribano. Y para que obre los efectos que haya lugar, en testimonio de lo cual
pongo la presente en esta ciudad de Lambayeque, a los seis días del mes de
julio de mil ochocientos cuarenta y siete. – Pedro Pablo Anteparra”.
Este fusilamiento se da en la Plaza de Lambayeque en la primera
mitad del siglo XIX, ya que para la segunda mitad se conocen otros dos casos, gracias
al investigador Jorge Izquierdo Castañeda que publicó uno de sus trabajos en su BLOG “Lambayeque
Camino al Bicentenario” el 2 de enero del 2013 con el título “La Plaza de Armas
de Lambayeque” :
El 12 de abril de 1875, fue fusilado, en esta plaza, José Tomás Calderón,
“quien había dado muerte, en el despoblado de olmos, a su patrón, a quien
acompañaba, para robarle”. La ejecución se dio frente al Casino Civil Militar
de esta ciudad. Lo curioso del caso es que el acto fue acompañado por la banda
infantil de la ciudad, denominada “Banda Infantil Lambayeque”, compuesta por 26
muchachos de esta localidad (León Barandiaran. Paredes. 1934).
En esta plaza fueron también
fusilados en 1878, los integrantes de la temida banda de ladrones capitaneada
por “Carmen” apodado “el Cacique” y de la que eran miembros también
tres de sus hermanos, a quienes se les conocía como “los Pichones”,
se dice que uno de ellos contaba con tan solo 16 años de edad. El acto se llevo
a cabo “frente a la puerta del Perdón” de la Iglesia San Pedro
de esta ciudad, aquella que mira a la Plaza de Armas. Sus cadáveres
“debidamente amortajados” fueron velados en el Hospital de Nuestra Señora de
Belén (León Barandiaran. Paredes. 1934).
Esto pues es otro acontecimiento desconocido y olvidado de
nuestra región,
BIBLIOGRAFÍA:
-Memoria del Ministro de Estado en el despacho de Gobierno,
Instrucción y Beneficencia presenta al Congreso de 1847.
- “El Peruano” Periódico oficial del 13 de enero, 23 de junio
y 24 de julio de 1847.
-Ilustraciones del Internet, la última de la revista "Hogar" de 1920
Muy interesante
ResponderEliminarLas conductas delincuenciales cobran un matriz diferente, las causas son múltiples , pero nos brindan una visión de el proceso de desorganización socisal, no presencia del estado, que continua hasta 1940
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