PROCESIÓN -
ROBO DE CUSTODIA
(CHICLAYO
SIGLO XIX)
El viajero ingles George R. Fitz-Roy Cole visitó por asuntos
comerciales el Perú por espacio de dos años, recorriendo varios lugares entre
ellos Chiclayo.
La referencia que nos brinda sobre una procesión dicho
viajero al respecto de Chiclayo es de la noche del 8 de abril de 1873 (día
martes de Semana Santa); nos describe una Plaza Principal llena de una multitud
esperando la procesión anunciada, gozándose de un clima fresco. Entre la
multitud percibía a los Arbulus, Arizolas, Aguirres y muchos otro que
constituían las personas notables del lugar.
Al referirse a nuestra Catedral dice: “Enormes pilas de madera de
algarroba (árbol del algarrobo) se están quemando en el espacio abierto en el
frente de la inconclusa Iglesia (…) Ingresando al edificio, el visitante puede
cuestionarse sobre la estabilidad de los arcos de ladrillo los cuales se
extienden en el pasillo central y están destinados a soportar el techo (…) Los
muros del antealtar y crucero están terminados y listos para recibir la cúpula
la cual completará el magnífico regalo hecho por el Presidente Balta a sus
compatriotas de Chiclayo”.
Dando vueltas a la Plaza Principal aquel viajero observó
diversos tipos de hombres, de piel morena y negra y blancos criollos;
cualquiera sea su color todos usaban poncho de colores brillantes con
pantalones blancos de algodón y sombrero blanco de paja todo lo que constituye
a atuendo masculino.
Las mujeres están encargadas de la venta de chicha, limonada
y tortas dulces; ellas están vestidas modestamente con una jerguilla negra, su
cabello oscuro trenzado y tirado hacia atrás sobre los hombros en dos o más
trenzas largas.
Un murmullo irrumpe de la multitud y todos los ojos miran
hacia la Iglesia Matriz de donde lentamente sale la procesión. Dejemos que él
mismo describa este momento:
“(…) lentamente surge la procesión de curas vestidos con
túnicas blancas precedidas por el anda sostenida por los hombros de doce zambos
y seguidos por los músicos del pueblo ejecutando música solemne. Imágenes de
nuestro Redentor y de seis de los apóstoles son vistas dentro del “anda” la
cual está decorada con flores e iluminada por numerosos cirios.
Al aproximarse a la Iglesia inconclusa, la música cesa, los
músicos bajan sus instrumentos de bronce y el presbítero que dirige la
procesión canta él Te Deun junto con las voces de los músicos y de aquellos que
conforman la multitud de ambos sexos que llevan cargando lámparas y antorchas.
A medida que la procesión se aproxima al centro de la Plaza,
la risa y la charla cesa entre la alegre muchedumbre (…) el cholo reverente se
quita el sombrero y arrodillándose permanece en esa actitud de humildad con los
brazos cruzados en el pecho, hasta que la procesión ha pasado”.
PROCESIÓN POR LA CALLE SAN JOSÉ DE CHICLAYO 1893
Seguramente uno de los sacerdotes vestidos con túnica blanca
era el Cura y Vicario de Chiclayo Dr. Manuel Vargas Machuca. En otro momento
nuestro viajero George R. Fitz-Roy Cole manifiesta lo que le habían transmitido
sobre lo sucedido hace no muchos años en las procesiones de Pascua de
Resurrección: “(…) la imagen de nuestro Redentor la que estando hecha para tropezar a
intervalos bajo el peso de la cruz, representando así su camino al Gólgota; la
imagen recuperaba su posición por medio de alambres que se ocultaban entre los
soportes del anda. El entendimiento ignorante del cholo que era incapaz de
comprender el simple dispositivo mecánico por el que éste era provocado,
atribuía este movimiento a una acción sobrenatural”.
Por otro lado 20 años antes, exactamente en la noche del 5 de
mayo de 1853, manos sacrílegas robaron la mejor alhaja que tenía Chiclayo, la
CUSTODIA; quedando solo en el Tabernáculo el viril que contenía la Sagrada
Hostia.
Se otorgaba un premio de doscientos pesos al instante, de
gratificación (Sin que su nombre sea conocido) a la persona que de pleno o
simple conocimiento de los autores o del paradero de la prenda sagrada robada
al Santísimo Sacramento. Para esos momentos se encontraba como cura de Chiclayo
el R.P. Fr. José Arias V.J.E. (Quien en 1848 sufrió maltratos del sub Prefecto
interino Francisco Lastre en
circunstancias en que la autoridad trataba de hacer cumplir un bando que
prohibí los actos fúnebres públicos).
Es de recordarse que esta Custodia la mandó confeccionar en
Lima por los años de 1816 a 1817 el
Señor Don Pablo Velis y su costo fue de más de tres mil pesos.
No es hasta el mes de setiembre de ese mismo año de 1853 que
se tiene conocimiento del envío por barco hacia Lima de 25 hombres reclutados,
entre ellos se encontraba José María Ardiles quien estaba comprendido en el
robo de la Custodia de la Iglesia de Chiclayo; al cual no se le podía dar de
baja y apresarlo ya que fue recomendado por el Sub Prefecto de la Provincia (a
quien seguramente sorprendió solicitando enrolarse al ejército y huir así de la
justicia).
Lamentablemente no se ha podido ubicar mayores datos de este
hecho delictuoso. Estos fueron dos acontecimientos desconocidos de nuestra
historia.
SE HA CONSULTADO:
-“The peruvians at
home” (Los peruanos en su casa) de George R. Fitz-Roy Cole – Londres 1884. (En inglés).
-Diario “El Comercio”
de Lima del 22 de junio de 1853.
-Catálogo del Archivo
Histórico-Militar del Perú – Tomo XXXI – 1976
- Calendario y Guía de
Forasteros de la República Peruana de
Eduardo Carrasco – 1852.
-Guía Política,
Eclesiástica y Militar de Pedro Cabello – 1873.
-Bando dado en
Chiclayo el 24 de octubre de 1843 por el Sub Prefecto Juan de Dios Dias.
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