lunes, 2 de septiembre de 2024

EL MARETAZO DE 1960 EN EL DPTO. DE LAMBAYEQUE

 

EL MARETAZO DE 1960 EN EL DPTO. DE LAMBAYEQUE



Aquel domingo 20 de noviembre de 1960  entre las 5.25 a 5.40 de la tarde se produjo un maretazo (Golpe de mar u ola fuerte que rompe contra la costa) afectando a San José. Pimentel, Santa Rosa y Eten. (El Servicio Hidrográfico aceptó en esos días que la elevación del nivel del mar durante el fenómeno fue en promedio de 7 metros, siendo en Eten la mayor altura, 9 metros).

Por mucho tiempo se especuló las razones de este fenómeno, se habló de un sismo en la parte norte del país en el Océano Pacífico; lo que posteriormente en una publicación del Instituto de Geología y Minería de 1978 reconocían el suceso como un sismo de más de 7 grados producido a la 5.02 de la tarde afectando tanto Piura como Lambayeque pero siendo solo Lambayeque la que experimentó el maretazo.

También se especuló que se produjo por la caída de un meteoro; lo cual fue solo una suposición. Lo que confundió al origen de este fenómeno fueron las declaraciones de los testigos: “...fue detectado por un ruido parecido al que produce le vuelo de un avión”, “Se pudo ver una estela blanca similar a la que deja el avión a propulsión a chorro”.

Aquel domingo amaneció nublado con un sol tímido en el firmamento. La primera llegada de las tres olas gigantescas se dio en la Caleta de San José para luego hacer su arribo a Pimentel, Santa Rosa y por último a Puerto Eten.

En la Caleta de San José gracias al lugar donde está levantada, las olas reventaron en la playa y dando vuelta por una zona baja inundaron 38 casas, muchas de ellas fueron destruidas y otras inundadas, los caballitos de totora que se encontraban en la playa fueron destruidos en su totalidad; al igual que la destrucción del Astillero “San Juan” de propiedad de la firma “Yanqui”. Fueron averiadas solo 8 lanchas de las 61 registradas en esa Caleta. Los experimentados pescadores de esa zona advirtieron que las aguas del mar presentaban corrientes entrecruzadas por lo que tomaron sus precauciones., un camión fue levantado en vilo por las olas y depositado a 50 metros en la calle La Marina, anegándose las calles San José, Jorge Chavez, 2 de mayo y José Olaya.




Conocida la noticia de esta desgracia en la Caleta de San José, al dia siguiente se hizo presente para dictar las medidas más convenientes de ayuda el Alcalde de Lambayeque Bernardino Castro Panta, gestionando ante la Comandancia de la Séptima División Ligera del Ejército para que pusieran a disposición de la población, camiones, carpas, policía militar y una estación de radio (Ya que la línea telefónica estaba interrumpida), siendo atendido en su pedido inmediatamente por el Comandante General Luis F. Urrelo. También se hizo presente el Sub Prefecto de la Provincia Sr. Isaías Luna Becerra, prestando su colaboración en lo necesario.

En lo que se refiere a la otra Caleta; la de Santa Rosa, esta fue afectada duramente a pesar de hallarse en zona alta, este pequeño pueblo de tres mil habitantes resultó con muchas casas inundadas y destruidas, de las 50 embarcaciones de pesca que contaban solo unas 5 quedaron ilesas, otras en regular estado y el resto seriamente afectadas, los instrumentos de pesca de la población se perdieron casi en su totalidad. El pescador Leoncio Huamachuco de 50 años logró ponerse a salvo resultando con un brazo roto y rasguños. Una señora de avanzada edad murió al caérsele una pesada pared de adobe.




Pasado el maretazo, el mar se retiró más de cien metros dejando al descubierto los restos del barco chileno “Limarí” que naufragó en 1919. La notas resaltantes las dieron dos acontecimientos: El pescador Luis Segura Castro de 38 años salió de su casa llevando en sus manos una imagen de San Antonio con la que imploraba un favor divino; pero una de las olas pareció envolverlo pero sin embargo el pescador resultó ileso así como la imagen intacta. Esto fue calificado por los pobladores como un milagro.

El malecón se inundó y llenó de arena incluida parte de la carretera a Pimentel. El Alcalde Prospero Gonzales Diaz solicitó urgentemente ayuda tanto al Alcalde Provincial como al Prefecto del departamento.

Por otro lado la acción decidida del Director de la Escuela de 2° grado # 248 Sr. Oziel Linares La Serna quien organizó la evacuación de la población utilizando todos los medios de transporte además de la formación de patrullas de vigilancia para evitar los actos de pillaje.

En lo referente al Puerto de Pimentel las olas se llevaron 11 lanchas, avanzando por más de cien metros entre las casitas construidas de material ligero y de las bien construidas como era la casa del Alcalde de Pimentel Francisco Palomino Ramírez y el establecimiento de “baños” llamado “La Cabaña” cuya dueña era la Sra. Lucrecia Sialer de Torres,  así como la casa de su padre  Sr. Teodoro Sialer Villalobos.



El nuevo muelle de 150 metros de largo que construía la firma “Enrique Palacios Ingenieros Portuarios S.A.” y que estaba terminándose ha soportado perfectamente los embates de las enormes olas. Desde el primer momento que se produjo el maretazo el Capitán del Puerto de Pimentel Sr. Jorge Salcedo Ruiz se hizo presente el todos los lugares afectados para dictar disposiciones para una mejor ayuda.

En este puerto hubo dos víctimas del bote “San José” al que las olas arrojaron contra la playa, además el guardián de lanchas de la Cía. “Lambayeque” José Zapata Saldarriaga; el mar varó el cuerpo del niño Rogelio Panta de 12 años

Las 14 lanchas y 6 remolcadores que siempre estaban anclados en el muelle sufrieron el impacto del fenómeno. En un acto heroico el Sr. Arnulfo Iberos logró accionar uno de los remolcadores salvando la vida a Prudencio Purisaca y Narciso Mejía.



Estaban en el fondeadero dos buques: “El Chalaco”  que ya estaba cargado de  azúcar y “El Zarumilla” los dos de gran tonelaje, de este último su tripulación se da cuenta a tiempo de la gigantesca ola que venía y su capitán ordena enfrentarla girando a babor el buque y con su proa hacia la ola siendo levantado el buque pudiendo pasarla, en todo esos momentos el buque hacía sonar su sirena para avisar a los de la playa. Así el buque enfrentó la segunda ola, varios miembros de su tripulación resultaron heridos  siendo el más grave lo sucedido al contramaestre Eugenio Coronado Aponte que sufrió la fractura de ambas piernas. Por su parte el buque “El Chalaco” no tuvo tiempo para girar y enfrentar las olas pero gracias al peso que llevaba en azúcar tuvo el lastre necesario para no ser zarandeado y en forma milagrosa no se hundió.

El buque “Zarumilla” partió al puerto de Salaverry con serias averías en su casco (estribor y babor y haciendo agua a la altura de la bodega # 1) y con dos heridos a bordo el Primer Oficial Daniel Carreño y como ya lo mencionamos líneas arriba el Sr. Eugenio Coronado. Sería reparado en Salaverry.

Por su parte, luego de ocurrido el fenómeno y quedarse Pimentel sin población por su huida, el profesor de Educación Física Sixto Cervera Baca organizó las cuadrillas de vecinos para evitar el pillaje de gente de mal vivir. Los jefes de grupo de estas cuadrillas fueron los señores:  Pedro Paz Urbina, Bernardo Osorio,, Juan Carpena, Desiderio Peralta, Francisco Ortiz, José Gordillo, Lorenzo Chunga y Ricardo Calderón.



Por otro lado en el Puerto de Eten se vivió una situación similar; se derrumbaron más de 50 casas entre rústicas y de concreto, las aguas irrumpieron hasta la Plaza San Martín, la calle Alfonso Ugarte, las instalaciones del Astillero de la Empresa del Ferrocarril  sufrió graves daños, todas estas zonas quedaron sin el servicio de luz eléctrica pues la fuerza de las olas arrancó varios postes de luz; el muelle sufrió también grandes daños (La fuerza de las olas levantaron muchos de los pesados durmientes y torcieron las rieles del ferrocarril en el muelle) y habían desaparecido varias lanchas de carga; los tripulantes de un remolcador al ver la llegada de la primera ola abandonaron la embarcación, avisando del peligro al guardián del muelle don Juan Sarmiento quien también corrió para ponerse a salvo subiendo todos a la parte alta del morro siendo testigos de cómo las olas gigantes tapaban casi el muelle. Perdió la vida el niño Juan Cépeda Barrera  quien se encontraba bañándose en la Bocana del rio Eten. Una de las personas afectadas junto con su familia fue el Sr. Álvaro Mesones Piedra Jefe de la Aduana de Eten, ya que las oficinas de la Aduana y su casa se inundaron ya que fue uno de los sectores más afectados.




Después de ocurrido el maretazo , la gente de estos cuatro lugares (dos Puertos y dos Caletas) comenzaron a huir por el temor que se vuelva a repetir: los pobladores de San José se dirigieron a las partes altas, los de Santa Rosa huían en cualquier medio de transporte con dirección a Monsefú quedando prácticamente deshabitada; los pobladores de Pimentel se vinieron masivamente (inclusive a pie) a Chiclayo siendo albergados en el Colegio “San José”, el Club “Unión y Patriotismo”  y en el local de la Cruz Roja Departamental, otros acamparon en la Plazuela Elías Aguirre.

Los pobladores del Puerto de Eten así como muchas familias enteras se dirigieron a Reque; otras a Chiclayo y muchas se dispusieron a pasar la noche en la Pampa que da a la carretera Panamericana.

Esa misma noche de ocurrido el fenómeno las autoridades departamentales se movilizaron : El Prefecto Antonio Baca Walters, el Jefe de la Base Aérea Coronel Pedro Sala , el Jefe de la Séptima División Ligera  General Luis F. Urrelo ,  el Jefe de Servicio de la Guardia Civil  Mayor Alfredo Ceta, el Coronel Félix Peñarrieta; iniciaron un recorrido por las zonas afectadas dictando las disposiciones de auxilio necesarias, coordinando con el Capitán del Puerto de Pimentel Jorge Salcedo Ruiz y el Capitán del Puerto de Eten Guillermo Diez Canseco. Fuerzas del ejército y de la Guardia Civil fueron destacadas para resguardar el orden.

La esposa del Presidente de la República  señora Clorinda Málaga de Prado dispuso el embarque vía aérea de ropa y frazadas en un avión del Servicio Aéreo de Transporte Comercial SATCO.

Tanto en Puerto Eten como en Pimentel los pobladores sacaron algunas imágenes de sus Templos, recorriendo en procesión sus calles.



El Club de Leones mediante sus médicos e ingenieros (Dr. Ricardo Vergara Almandoz, Ing. Cesar Maza Taramona, Dr. Francisco Cabrera Castro, Ing. Pablo Antonio Calle entre otros) desplegaron intensa labor; en lo referente a la atención de la salud y el restablecimiento del agua potable y desagüe.

La solidaridad en el departamento fue grande; además del Club de Leones se formó el Comité Pro- Damnificados presidida por el Prefecto; se hicieron presentes las Damas del Comité del Hogar del Ingeniero, el Comité de ayuda organizado por el capitán del Puerto de Pimentel Jorge Salcedo R.; Los lambayecanos residentes en Lima, el Comité de la Unión Nacional Odriísta, la Hacienda Pucalá, Los empleados bancarios de la FEB contribuyeron con 10 soles cada uno, la tripulación del BAP “Talara” contribuyo con un cheque por un mil soles. Muchas firmas comerciales colaboraron como fueron entre otras: Molino Vda. Dall’Orso , Casa Grace, la tienda de Guillermo Guerra Quintín , la firma Pastor Boggiano, así como la Escuela # 258 que dirigía el Sr. Sergio Bermejo Quiroga, quien inició una campaña de  ayuda al Puerto Eten enviando ropa y otros menesteres, visitando los locales de la Escuelas # 232,233 y 2237 para hacer entrega de los donativos logrados. Un gesto conmovedor lo dieron los presos de la Cárcel Publica de Chiclayo al donar el almuerzo del dia 30 de noviembre para los damnificados.

Al dia siguiente de la catástrofe llegaron de Lima representantes Parlamentarios como lo era el Presidente de la Cámara de Diputados, el chiclayano Armando de la Flor Valle, el Senador Carlos Doig y Lora y el diputado Genaro Barragán Muro. En tanto en el departamento se encontraban los diputados Carlos Ortega Carrasco y Miguel Oneto García quienes de inmediato recorrieron las zonas afectadas. El Congreso dio la Ley # 13477 Autorizando al Poder Ejecutivo para abrir créditos hasta por la suma de S/. 5’000,000.00, para atender a los damnificados de los puertos Pimentel y Eten y de las caletas de Santa rosa y San José, del departamento de Lambayeque. Dado el 25 de noviembre de 1960 por el Presidente Manuel Prado.

Hubo adhesiones de apoyo como fue el caso del matador de toros español, Diego Puerta quien ofreció torear gratis para algún festival taurino en beneficio de los damnificados del maretazo. La Academia de Música “Bernardo Alcedo” suspendió el Concierto del martes 22 en adhesión al sentimiento general de pesar por los dolorosos sucesos del domingo en las costas lambayecanas.

                                                             PUERTO ETEN


Se informó además de daños en las Islas Lobos de Afuera como de Lobos de Adentro; el Ing. Víctor Emilio Ostolaza, Gerente de la Cía. del Guano, se preocupó se verifique si existen víctimas y daños en los faros por lo que se envió al buque “Chincha” urgentemente. Se conoció posteriormente de la muerte de miles de aves guaneras incluidos pichones especialmente en el islote “Lagarto” donde se perdieron 800 toneladas de guano y murieron miles de pichones.

Trascendió en el mundo esta tragedia, que el Papa Juan XXIII envió su bendición paternal y sus ruegos al Altísimo ante el dolor de los lambayecanos; hizo extensivo esta bendición en mensaje telegráfico del 22 de noviembre mediante el Monseñor Carboni al Obispo de Chiclayo Daniel Figueroa Villón. Muestras de noticias felices fueron la aparición de la lancha el 23 de noviembre con los hermanos Galán; también  fueron encontrados vivos los aficionados a la pesca venidos de Lima quienes en una camioneta y un jeep se dirigían aquel domingo a la playa de Bayobar conocida como “El Gigante”  por la orilla de la playa de San José siendo sorprendidos por el maretazo. El Capitán Armando Baca Rossi al tener la noticia de sus amigos desaparecidos, voló en una avioneta, localizándolos y aterrizando en la playa para brindarles información de la ruta a San José no afectada por el fenómeno natural.

Fueron estos momentos inolvidables para los lambayecanos, incrementándose la alarma ante el hecho que se produjeron 2 temblores el lunes 21 a las 6.10 y 7.29 de la mañana. Hasta el dia de hoy son recordados estos hechos trágicos, los cuales hemos recordado en esta nota, al cumplirse este noviembre 64 años de este acontecimiento.

SE HA CONSULTADO:

-Diario “La Prensa” de Lima del 21, 22, 23, 24, 25, 27  de noviembre de 1960.

-Diario “El Comercio” de Lima del 21, 22, 24 de noviembre de 1960  (edición de la mañana y la tarde).

-Diario “La Industria” de Chiclayo del 21, 22, 2324, 25 y 30 de noviembre de 1960.

- Anuario de Legislación Peruana de 1960

-Revista de Investigación de Física- “Modelado Numérico del maremoto de Lambayeque 1960” (2018).

-Revista “Huerequeque” Chiclayo Oct.-Nov # 8 (1960)

-Boletín # 3 Instituto de Geología y Minería- “Historia de los Sismos más notables ocurridos en el Perú” Enero 1978.

-“Maretazo en Pimentel” 1960 de Jaime A. López Severino (2022).

- Datos sueltos del internet.- 2 FOTOS Facebook "Atenas del Mar".

 

 

 


2 comentarios:

  1. Excelente, artículo muy bien documentado.

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  2. Pimentel tuvo por ligera suerte, contar con un malecón que iba desde el paso de los rieles del FFCC hasta antes de el edificio para veraneantes, que tenía unos 4 pisos y sirvió de protección a la zona baja tras suyo, porque allí comenzaba el Alto Perú.
    El malecón protegió a casi todo el pueblo y el agua del maretazo que hizo año, ingresó por el espacio entre el final del malecón y el edificio y por esa calle (no recuerdo los nombres de las calles, sólo Torres Paz, que era la calle continuación de la carretera a Chiclayo y llega hasta 1 cuadra pequeña antes del muelle. La otra era Miguel Grau porque viví allí muy cerca a la casa de Don Pepe Suárez y al parque principal, donde también en el centro quedaba el mercado) y llegó hasta una pampa salitrosa, que era la cancha de fútbol de nuestro querido puerto; estaba con sus arcos y ambos resistieron el oleaje. Mi casa estaba a 2.1/2 cuadras de esta cancha de fútbol
    No me consta que el agua llegara hasta la carretera a Chiclayo porque esa noche pudimos, con mi madre y hermano, llegar a Chiclayo y así no perder clases en el colegio por si se repitiera y no vi agua al costado de la carretera.

    Otra suerte de Pimentel fue que la playa era bastante ancha y entre el malecón y casas frente al mar tenía el ancho de cualquier calle; también que la zona hacia la derecha del muelle era algo alta. Afectó allí también.
    Volvimos a 🏡 el domingo siguiente.

    Hubo muchos hechos narrados por los amigos y rescato uno de tantos: un hermano de su padre volvía con la lancha cargada a full y estando fuera sintió el oleaje movido en forma inusual y para evitar salir despedido, se amarró al mástil y pudo llegar vivo. Este amigo vivía en la calle en que también se vivieron los Mendoza Muro. Era.la últimas transversal de Torres Paz antes de voltear a la carretera a Chiclayo.

    !?Saludos a mi gente poteña!!

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