OTRAS
ANÉCDOTAS MÉDICAS LAMBAYECANAS
El 19 de enero del 2022,
realicé la publicación del artículo: “Anécdotas médicos lambayecanos (Finales siglo
XIX) en donde daba a conocer alguna anécdotas escritas por el renombrado médico
peruano Leonidas Avendaño Ureta (Lima 1860/1946) quien trabajó en el Hospital
de Las Mercedes de Chiclayo y por su profesionalismo dejó una huella en el
círculo médico chiclayano, tanto así que luego de volver a Lima a una Sala del
Hospital le colocaron su nombre.
Esas anécdotas que publiqué
en número de dos, fueron tomadas de la revista “La Crónica Médica” (1934),
anécdotas que se le “Quedaron en el tintero” luego de la publicación de su
librito “De la Cosecha ajena y de la propia” (1929). Ahora después de ubicar
dicha obra escrita en donde da a conocer 63 anécdotas de las cuales seis son
referidas a nuestra región. Paso a darlas a conocer:
1-¡QUE TAL CORAJE! : En el año de 1877 que el
autor de estas anécdotas concurría como alumno del primer año a la Clínica
Quirúrgica del hospital “Dos de Mayo” llegando el profesor Dr. Lino Alarco con
el que pasaron visita en la Sala San Andrés, diagnosticando a un paciente con
una “fisura del ano” y que su tratamiento era la dilatación
forzada y el Dr. Alarco ordenó sea trasladado a sala de operaciones para la
anestesia clorofórmica. Al escuchar esto el enfermo dijo: “No pierda Ud. Su tiempo señor
doctor en hacerme dar cloroformo, pues no necesita que lo adormezcan, por
doloroso que sea lo que va Ud. A hacer, un hombre como yo a quien le han cortado
una pierna, sin cloroformo, en medio de las balas en la plaza de Chiclayo el 7
de enero de 1868”.
En efecto, el sujeto tenía
una pierna amputada a la altura del muslo y era un sobreviviente de esa parte
de nuestra historia que fue la revolución de José Balta. Era pues un anónimo
combatiente de esta Epopeya Chiclayana. Como lo dice Augusto León Barandiarán
en su libro “La Guerra de Balta” (1949) al referirse a la batalla final del 7
de enero: “Balta tuvo 80 muertos y 20 heridos y las fuerzas contrarias perdieron 110
muertos, 220 heridos y 200 prisioneros…”. Uno de aquellos heridos sería
el personaje de esta anécdota.
2-SIGUEN LOS ASUNTOS
HÍPICOS: Trata sobre los accidentes a caballo que
tuvieron los Dres. Manuel Adolfo Oleachea y Tomás Salazar, a quienes los
caballos los botaron de la silla causándoles fracturas. Es entonces que el
autor recuerda un suceso en Chiclayo que es el siguiente: “Al doctor Juan de C. Ugaz en
Chiclayo, un hermoso caballo tordillo, el tipo de animal engreído y malgeniado,
lo arrastró por alguno metros lesionándole seriamente, sólo porque no le
acarició el cuello, antes de montarlo, como acostumbraba hacerlo a diario”.
El caballo tordillo es aquel
que tiene el lomo y las ancas más oscuras. ¿Sería por esta causa que cambió de
caballo el Dr. Juan del Carmen Ugaz Maradiegue ?. Recordemos que Nicanor de la Fuente -
Nixa en el “A Propósito” del 12-11-2005 publicado en el diario “La Industria”
bajo el título: “La medicina a caballo” nos dice “El doctor Arias, médico
trujillano que vivió en Chiclayo, montaba un hermoso caballo negro. El doctor Pedro
Pablo Chacaltana montaba un caballo overo. El doctor Toribio Arbaiza,
lambayecano, cabalgaba un arisco corcel. El doctor Ugaz un alazán. El doctor
Ricardo Pazos Varela un overo con herrajes. El doctor Rubén H. Castro, montaba
un caballo blanco”. Demostrando así que el caballo que posteriormente
montó el Dr. Ugaz fue de color canela.
3- CLARIS VERBIS…: “Siendo médico
de la Hacienda Pátapo, en el departamento de Lambayeque, en 1886, explicaba a
una mujer de la ranchería, una zamba, el modo como debía administrar al
paciente las medicinas contenidas en dos frascos rotulados: cucharadas y
lavativas.
Como la mujer, a pesar de
las explicaciones minuciosas que le hacía, manifestara, en lo inmóvil de su
fisonomía, no comprender lo que se le decía, intervino el sirviente de la
botica, un chico, diciéndole:
Este son por la boca,
entregando el pomo de las cucharadas; este son por el c…., al darle la botella
de lavativas.
La mujer recibió los frascos
y se marchó satisfecha, sin decir una palabra”.
El doctor Leonidas Avendaño,
se había recibido de médico en 1884 viniendo joven contratado por un tiempo a
la Hacienda Pátapo, siendo remplazado posteriormente en 1888 por el flamante
médico Juan del Carmen Ugaz Maradiegue.
4- TODAVÍA LE QUEDA ÁNIMO: Cuenta en el Dr.
Avendaño que por esa misma época le llevaron a la hacienda Pátapo a un chino
cuyo aparato genital era un desastre como consecuencia de antiguas afecciones
venéreas y del fagedenismo (Tendencia de algunas úlceras de extenderse por los
tejidos próximos) luego de una pesada labor consiguió mejorarlo pero era
necesaria una castración parcial del órgano malogrado, al oir esto el chino
abrió los ojos le dijo: “Eso no puede ser doctor, como puede sacar
ese h….pa mí; si saca, ya no puede ……tené mujé.
Lo tranquilicé diciéndole que le quedaba otro; y la
castración la efectué con muy buen éxito”.
Según nos dice Teodoro Rivero Ayllón en su libro
“Lambayeque, Sol, Flores y Leyendas” publicado en 1976:“En Lambayeque, la primera
hacienda que importó chinos fue Pátapo”.
5-COMO ME DIJO EL MAETRO DON RICARDO PALMA:”CON EL TALENTO EN
JERINGUILLA”: Se encontraba el doctor Avendaño en la única
botica de Chiclayo en esos años del siglo XIX, el dueño no era médico, en la
que tenía que despachar sus recetas. Entró un campesino y le entregó al
encargado un papelito a lo que respondió, No tengo. Por curiosidad le preguntó
de que se trataba contestándole: “Quiere un frasco de perlas de sándalo, y no
lo hay”. Pero si hay le respondió el Dr. Avendaño a lo que el dueño le dijo, si
hay pero sueltas. El Dr. Avendaño se dirige al comprador y le explica al
respecto que podía llevarlas en una caja de cartón o en un frasco de cristal
bajando aún el costo pero el comprador le respondió: Dejemos nos describa este
hecho el autor del anécdota: “A mí me han dicho que sea un pomito. Traté
de convencerlo acerca de la ventaja de comprar el remedio tal como se le
ofrecía, del ahorro que le representaba, etc., etc., todo fue inútil; sin el
menos cambio en su fisonomía, con el mismo tono cansado de la voz, repetía a
cada instante: A mi me han dicho que sea en pomito”.
6-
UN CHAPETÓN DE ÑEQUE: Cuenta el Dr. Avendaño que por el año
1896 o 97 vivía un español en Chiclayo, que le aquejaba una fístula en el ano,
indicándole que para curarse era necesario ser operado a lo que contestó: “Y
usted cree, doctor, que así nomás me voy a dejar que me rajen el c…? a
lo que le respondió el médico que no había otro remedio. Pasado algún tiempo
aceptó la operación que la realizó sin anestesia porque todavía no se aplicaba.
“Eso
sí, cuando ya todo había terminado, soltó un terno más grande que inconcluso
templo de Chiclayo y me dijo: haga usted de cuenta, doctor, que ha capado usted
a un toro”.
Estas son las anécdotas que escribió y
publicó el Dr. Avendaño en 1929 y son parte de nuestra historia regional.
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