RELATO QUE ESCRIBÍ EN EL 2013 SOBRE LA EPIDEMIA DE FIEBRE AMARILLO QUE SE DIO EN EL NORTE DEL PERÚ Y FUE CHICLAYO DONDE SE DIÓ LA LUCHA, PARA EVITAR LLEGUE A LIMA EN LA CELEBRACIÓN DEL CENTENARIO DE NUESTRA INDEPENDENCIA Y PARA COINCIDENCIA , AHORA SE PRESENTA ESTA PANDEMIA DEL CORONAVIRUS MUY CERCA DE LA CELEBRACIÓN DE NUESTRO BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA. RELATO BASADOS EN HECHOS HISTÓRICOS.
LLEGA A CHICLAYO
Capítulo 1
REGRESO A SU TIERRA
Era el mes de Febrero y apenas hacía unos
días que Joaquín, después de algo más de quince años había vuelto a su Chiclayo.
Transcurría el año del centenario de nuestra independencia; Joaquín contaba ahora
con medio siglo de vida y deseaba quedarse ya para siempre en su suelo natal.
Estaba bastante impresionado por los cambios que había encontrado. Chiclayo ya no
era el pueblito de comienzos de siglo.
Recordaba que un par de años antes de su
partida, la peste bubónica había sido un grave problema para la ciudad. Ahora encontraba, por ejemplo, que ya existía una
Corte Superior de Justicia acondicionada en un segundo piso construido en el Colegio
San José. A ello se añadía la existencia de dos cines: El Pathé y el Gaumont, de un nuevo Palacio Municipal en
plena construcción y la grata sorpresa de
encontrar otra estación de ferrocarril,
la de Pimentel.
Joaquín estaba caminando por el Parque
Principal y observaba un movido paso de automóviles;
eran pocas las carretas que circulaban pues ahora veía pasar hasta camiones marca
“Wichitta” con bancas a los costados para pasajeros;”¡Que modernidad!”, se dijo
para sus adentros.
Antiguo bus que recorría Chiclayo
Cruzó la calle Elías Aguirre y entró a tomar un refresco en
el Salón “Mikado” del señor Ohashi y mientras lo bebía recordó que en el
recorrido de la ciudad a su regreso, había visto un coliseo de gallos en la
calle “San Isidro” y que en el Hospital
de “Las Mercedes” de la calle San Sebastián aparecían grandes y hermosos pabellones,
como el obsequiado recientemente por el señor Cuglievan, que ahora estaban
siendo atendidos por monjitas de la orden francesa de “La Caridad”. También se
había enterado de que próximamente, en
julio, iban a inaugurarse las oficinas administrativas
de la Beneficencia Pública en la misma calle “San Sebastián”, mientras en la
Plazuela Aguirre se ubicaba una
nueva plaza de toros que sólo disponía
de galería y tendido. Supo asimismo que los extranjeros afincados en la ciudad
colaboraban con su progreso; algunos se habían organizado como era el caso de los
japoneses en su Sociedad de Auxilios Mutuos y de los chinos que ya tenían un Asilo de Ancianos con gran
esfuerzo de la colonia. Estaba entusiasmado de que hubiese un camino carretero a Lambayeque y para
experimentar esa nueva sensación de ir en automóvil a otra ciudad, pensaba
hacer un viaje en un auto alquilado.

Fabrica de velas del Sr. Montenegro
Durante un recorrido de días antes había encontrado un camal que
funcionaba desde 1910 y, en el lado sur, la fábrica de velas del señor Montenegro
muy cerca de la nueva estación de ferrocarril. “¡Qué cambios!”, se repetía
internamente. ”Hasta hay un nuevo cementerio camino a Pimentel; ya se dejará de
usar el de Patazca donde están enterrados los muertos de la peste bubónica
desde aquel año de 1904”. Recordó aquel letrero en el fondo del cementerio de
Patazca: “Peste 1904 a 1917”, colocado para que durante ese periodo no fuesen
removidos los sepulcros de los fallecidos por la peste bubónica*; se
estremeció al pensarlo y se dijo: “Ojalá no los remuevan nunca” y, a
continuación, : “ahora incluso hay un automóvil de la Beneficencia como carroza
fúnebre para el traslado de los difuntos al nuevo Panteón”.
Cementerio de Patazca comienzos del siglo XX
Ensimismado en sus pensamientos fue
abruptamente sacado de ellos por una señora que con sombrero de paja, falda larga
y un costalillo le dijo:
*Ver mi relato “Cuando la
Peste nos visitó” (2010)
- Señor, cómpreme mis naranjas de Canchaque, ricas y jugosas.
- “No, gracias”, le respondió cortésmente y, mientras la señora se alejaba, recordó haber
visto muchas vendedoras de frutas y comida -como higadito sancochado con su ají
y panquitas de life- en el mercado y las estaciones de tren, lugares con tal cantidad de cáscaras de frutas y restos de
comida regados por el suelo que los
convertía en muladares. “Éstos son los problemas que trae la modernidad”, se
dijo a sí mismo.
Pasados
unos minutos hicieron su ingreso al salón “Mikado” tres señores bastantes mayores, uno de
ellos ya anciano, portando un estandarte de la bandera del Perú en cuyo
interior bordado se podía leer: “Sociedad Sobrevivientes del 79- Chiclayo” “.
El de más edad se dirigió a Joaquín:
-Señor, buenos días, con el respeto que se
merece estamos solicitando la colaboración voluntaria de los ciudadanos para
apoyar a uno de nuestros asociados que se encuentra muy enfermo.
Joaquín se apuró en darle unas monedas a la
vez que le preguntó: ”¿Usted luchó
contra los chilenos? Yo era un niño en esos años”.
Con voz cansada, el anciano le respondió: “Mi
nombre, caballero, es Manuel Seclén y no sólo luché contra los chilenos sino
que cuando era muchacho apoyé a don José
Balta en su revolución -que los chiclayanos también hicieron suya; fui quien le consiguió las
armas blancas para que en el asalto final del siete de enero los chiclayanos
luchasen cuerpo a cuerpo con las tropas gobiernistas*. En estos últimos años de
mi vida estoy apoyando a mis compañeros de batallas ya que muchos están en la
mendicidad.
*Ver
mi relato “La Epopeya Chiclayana” (2011)
Sociedad Sobrevivientes de 1879
-Gracias por sus palabras señor Seclén, lo
felicito y quiero decirle que es injusto que después de haber dado todo por la
patria se termine en el olvido. Le deseo suerte.
Joaquín vio alejarse a los viejos soldados y se dijo a sí mismo: “Ellos han sobrevivido
y dado mucho por el país y por nuestro pueblo en tanto que yo sólo he
sobrevivido a una epidemia de peste bubónica y no he hecho aún nada por mi
pueblo”.
En ese momento vio que ingresaba a tomar un refresco un personaje al que reconoció de
inmediato. Joaquín se levantó y se acercó a saludarlo:
-“Doctor Ugaz, qué gusto me da volverlo a
ver después de tantos años”, dijo mientras le extendía la mano.
-Cómo está usted amigo. Discúlpeme por no
recordar su nombre pero lo recuerdo perfectamente; usted era el amigo del doctor
Arias y estuvo con él cuando se presentó la peste bubónica en la Villa de Eten.
Lo que son las cosas amigo, qué coincidencia, nos volvemos a encontrar en
situaciones parecidas.
-“¿Qué pasa, otra vez hay peste en
Chiclayo?”, preguntó Joaquín con apuro y angustia.
-No se alarme amigo, la peste está en el
Puerto de Paita y además hay una epidemia de fiebre amarilla en Piura que
amenaza con llegar acá. Hay noticias de que se encuentra en Olmos y Motupe por
lo que ha venido un médico norteamericano a fin de tratar de que la epidemia no
alcance a
Chiclayo o se controle en lo posible; voy a
una reunión a la Municipalidad.
-“¿Lo puedo acompañar doctor?, hace un
momento me preguntaba qué podía hacer por mi pueblo y creo esta es la
oportunidad, además ya soy veterano en estas lides”, dijo Joaquín, soltando la carcajada junto con el
Dr. Ugaz.
-Bueno amigo … Joaquín … ya recordé ése es
su nombre, recordarlo era cosa de tiempo,
esta cabeza con los años me está comenzando a fallar. Vamos juntos, la reunión
es pública.
Dr. Juan del Carmen Ugaz Maradiegue
CAPÍTULO
2
REUNIDOS
PARA AFRONTAR LA EPIDEMIA
El local provisional del Concejo Provincial se encontraba en la calle 7
de enero # 123. Disponía de un pequeño
salón de reuniones en el que estaba dispuesta la mesa de honor con las
autoridades y frente a ella el público asistente. El Dr. Ugaz y Joaquín
ingresaron al salón, tomaron asiento y
de inmediato el Dr. Ugaz empezó a poner al día a Joaquín:
-Como usted ha estado fuera muchos años,
debe estar desactualizado: el señor del centro es el Teniente Alcalde Germán O.
Gorbitz que está a cargo de la Alcaldía, el de la derecha es el Prefecto don Moisés
Escurra y el de la izquierda el Presidente de la Beneficencia Pública, el señor
Francisco Cúneo Salazar a cuyo lado se encuentra el médico titular, el doctor
Armando Alva Díaz; las otras personas son foráneas.
Sr. Francisco Cuneo Salazar
Joaquín agradeció al doctor por la información.
El alcalde se puso de pie y habló:
-Muy buenos días a todas las autoridades
presentes y a los dignos visitantes que nos honran con su presencia. Los felicitamos
por su voluntad manifiesta de ayudarnos en estas horas difíciles. El señor
prefecto que preside la Junta Sanitaria Departamental me ha cedido gentilmente la
palabra ya que el trabajo que
desempeñamos es de equipo y tanto él como cualquier otro miembro de la Junta
podría haberse dirigido a ustedes. El tema que nos reúne este día es
estrictamente sanitario y quién mejor
que los profesionales de la salud que se encuentran aquí para que lo expliquen
con conocimiento de causa. En consecuencia, dejo en el uso de la palabra al señor
Francisco Cúneo, Director de la Beneficencia:
Prefecto: Moises Escurra
-Gracias Sr. Alcalde, esta Junta Sanitaria
tiene sus funciones bien definidas y debemos tratar de cumplirlas lo mejor posible tomando las medidas preventivas
que sean las más eficaces para impedir la invasión y propagación de epidemias.
En esa tarea estamos y el médico titular es la persona que ha estado más cerca
del problema y lo conoce mejor por lo que debemos escuchar con atención lo que
nos pueda decir el doctor Alva Díaz:
Dr. Alva Diaz
-El nuevo reglamento de Médicos Titulares
de 1915 estableció veintinueve
obligaciones formales a las que tratamos de dar estricto cumplimiento. El
veinte de noviembre del pasado año de 1920 diagnostiqué fiebre amarilla en un
enfermo en Ferreñafe, pero recién el veintitrés de enero de este año se dio la
alerta de la epidemia. En ese momento se
produjo un levantamiento del pueblo, con
ataques a los doctores y al personal que se encontraba allá; felizmente la
oportuna y rápida intervención del señor Prefecto enviando tropas logró recuperar la calma, pero muchos de los
soldados cayeron enfermos.
Afortunadamente,
no estamos solos pues tenemos la suerte de contar con unos dignos visitantes
que paso a presentar: Ellos son los médicos norteamericanos señores Henry Hanson y Morris Seeley, enviados por la Fundación
Rockefeller,. A ellos hay que sumar nuestro compatriota, el Dr. Manuel Jesús Quiroz,
procedente de Piura en seguimiento de la epidemia y que ha sido quien confirmó mi diagnóstico hace
unos días. Invito al Dr. Hanson a dar
una explicación detallada del trabajo
que viene realizando.
-Quiero presentarme; soy Henry Hanson MD, con
44 años, graduado en Johns Hopkins University, con experiencia en combatir palodismo
y yellow fever en zona Canal Panamá, contraje la fever en Piura y sobreviví de milagro.
Ahora tengo, encargo Presidente Leguía,
evitar que epidemia avance y pueda
llegar Lima, más ahora que, julio, esperan delegaciones extranjeras, celebraciones
de independencia. Traigo experiencia Canal Panamá sobre aplicación medidas,
control vector “Aedes aegypti”. Podríamos eliminar epidemia si eliminamos
lugares cría mosquitos, proteger enfermos de mosquitos y destruirlos de casas
donde hubieran casos de yellow fever.
Alcanzo señor Prefecto, resolución gobierno,
donde, hago cargo todas actividades sanitarias, desde Callao hasta frontera
norte. Espero colaboración absoluta. Espero también pronta llegada de otro médico de mi
país, doctor Carter.
Señor Alcalde, permítame recomendarle como apoyo
combatir epidemia, mejorar servicio recolección destrucción basura.
-“Efectivamente”, respondió en el acto el
Sr. Gorbitz: “Contamos con un mejor servicio de recojo de basura. Se adquirió
hace unos años seis carretas con sus respectivos mulos y enseres y contamos en
la actualidad con una buena cantidad de galones de Kreso, que están a su
disposición cuando Ud. Lo requiera.
Sr. Gorbitz
El agua la suministra una empresa
particular que la extrae de la acequia por bombas y la deposita en grandes
tanques de fierro, siendo distribuida en
pipas de más o menos cinco galones a siete centavos, en carretas o en un
carrito que corre por la línea del tranvía.
El Honorable Concejo a mi cargo, viene
preocupándose por mejorar la salud pública. Estamos exigiendo que los vecinos
mantengan limpios sus corrales donde pernoctan en muchos casos las vacas que
por las tardes vemos regresar del campo. Es común la existencia de corrales y
gallineros, lugares donde posiblemente viven ratas, pericotes amén de muchos
insectos como pulgas, piojos, piques
chinches que han llegado hasta las bancas de la Iglesia Matriz, sin
dejar de mencionar las moscas, mosquitos , zancudos que no dejan dormir por las
noches .
Les agradecemos señores médicos por haber
venido a este laborioso pueblo de Chiclayo para ayudarnos a combatir la
epidemia que aqueja a nuestros pueblos, habiéndose notificado algunos casos en haciendas como Cayaltí e incluso en Zaña.
Inesperadamente, el Dr. Ugaz se puso de pie
y pidió la palabra: “Señor Alcalde y demás miembros de la Junta Departamental Sanitaria,
doctores; les habla un médico que no sólo ha sido medico titular de Chiclayo
sino también Presidente de la Beneficencia Pública y además Alcalde de la ciudad.
Por experiencia personal puedo decirles que esta fiebre es endémica en ciertas
zonas del departamento debido a la existencia de ´cierta cantidad de calor´ que
facilita la proliferación de mosquitos y porque en algunos barrios sucios y mal
ventilados ´el viento no dispersa a los mosquitos´. Además hay que tener en
cuenta el peligro que representa para el agravamiento de la epidemia el
alcoholismo, la descomposición de los alimentos mal almacenados. Por todo ello,
es importante ante esta fiebre mantener ´la moral´”.
En ese momento ya se agolpaban muchos curiosos en
la puerta de ingreso al salón; de entre los cuales salieron unos gritos: ”Doctor,
hay que cerrar la chichería de ‘Las Huevonas´”, lo que provocó la carcajada de la muchachada allí
congregada.
El Prefecto Escurra levantando la voz
ordenó a los guardias que cogiesen a aquel atrevido individuo. Al escuchar la
orden, los apostados en la puerta desaparecieron como por arte de magia.
El Dr. Ugaz refunfuñando salió del salón
como queriendo ir tras el autor de tal osadía: “Si cojo a ese zanguango
mequetrefe, se va acordar toda su vida”.
El señor Prefecto, retomó la palabra: “El tema de la
fiebre amarilla es serio, no es una comedia como la escrita con ese nombre por
el ecuatoriano Nicolás Augusto Gonzales”. Y cuando volvió la calma, la
autoridad invocó a toda persona que deseara apoyar a acercarse al Hotel Royal
al costado de la Iglesia Nueva que era donde por el momento estaban hospedados
los ilustres visitantes
.
CAPITULO
3
LLEGA
LA EPIDEMIA
Tiempo después, los médicos norteamericanos
se encontraban en su provisional cuartel de operaciones del Hotel Royal. El
doctor Carter, hablaba con el doctor Alva Díaz:
-Vamos Doctor, examinar enfermo, calle Maravillas.
Se dirigieron a la dirección indicada y el
doctor Alva hizo un poco como traductor para ambos lados.
-“Doctorcito”, manifestó la dueña de casa:
“Mi esposo tiene fiebre que le sube y le baja, escalofríos, le duele bastante
la cabeza, también todo su cuerpo y no puede levantarse de la cama, además
tiene vómitos.”
- “Señora, ¿Qué ha hecho al respecto”,
preguntó el doctor Alva
-Le estoy dando baños de pies con agua bien
caliente, hago que coma bastante mostaza y que tome vinagre con limón; eso me lo
enseñó mi abuelita, doctorcito.
Después de la entendible traducción hecha
por el doctor Alva al doctor Carter, éste examinó al enfermo dándose cuenta de
que tenía las pupilas dilatadas, la lengua roja, el aliento fétido, la
coloración amarillenta de la piel y hemorragia nasal. ”Señora”, dijo el doctor Alva, ”el doctor Carter
recomienda aplicar al enfermo baños fríos
cada cuatro horas. Dele, además, purgante, naranjas y trozos de hielo para
evitar el vómito”
Salieron fuera de la habitación los dos médicos y el
doctor Carter le preguntó a su colega: ”¿Opina igual Doctor? ¿Yellow fever? “.
“Si, doctor, definitivamente es fiebre amarilla. Ya llegó a Chiclayo” y procedió
a aplicar al enfermo el suero
desarrollado por el doctor Noguchi.
Al dejar aquel hogar dieron instrucciones al
personal contratado para que fumigase la casa.
Poco después les avisaron que había un
fallecido en el Hospital de “Las Mercedes”. Presurosos, se dirigieron al
nosocomio. El cadáver ya estaba en el depósito mortuorio . El doctor Carter
ordenó la autopsia pero dejó el papel principal al doctor Alva ya que a sus sesentinueve
años el doctor Carter se encontraba bastante fatigado por los acontecimientos.
El doctor Alva comenzó el procedimiento diciendo:
“Varón, de treintaicinco años aproximadamente, su cuerpo presenta coloración
amarillenta en el pecho, cara y hasta cierto punto en las extremidades, no hay
indicios de rigor mortis; al corte, el tejido adiposo es amarillo”.
El
doctor Carter preguntó: “¿cómo
está hígado?”.
Prosiguió el doctor Alva :”Hígado no
hipertrofiado, color amarillo ocre, con algunas zonas dispersas de congestión
capilar superficial, estómago hinchado con gas … al abrirlo, se encuentra
congestión de la mucosa con vasto rezumamiento petequial, contenido color
pizarra, marrón y negruzco, congestión en el duodeno y yeyuno, mucosa muy
congestionada y sangrante”.
-“Suficiente”, dijo Carter,
“yellow fever”. “No hay duda”,
corroboró el doctor Alva.
Pasaron los días y los casos que se
presentaban eran más numerosos; los
médicos norteamericanos así como el doctor Manuel Jesús Quiroz y el doctor Alva
acudían al llamado de los enfermos, llamado tardío ya que la gente primero se
ponía en manos de brujos y curanderos; en muchos casos, éstos daban
brebajes a los enfermos y en otros sus procedimientos eran más formalistas como
hacer quemar en los corrales cachos de chivo “para limpiar la casa de la enfermedad”.
Así, contaminaban el ambiente e
incomodaban a los vecinos, algunos de los cuales “blanqueaban” sus fachadas y
puertas con cal para que la enfermedad “no entrara”. Cuando el paciente
empezaba a vomitar un líquido oscuro, el llamado “vómito negro” (que era la sangre coagulada), recién
se le llevaba a los médicos en cuyas manos moría, lo que reforzaba la desconfianza de la gente.
Comenzaban a llegar los informes de casos
en Íllimo y Lambayeque y por el lado sur en Eten y Reque.
La primera medida tomada por el doctor
Hanson fue prohibir las reuniones
después de las seis de la tarde, las cuales incluían las que se realizaban en
la Iglesia, cinemas, escuelas e incluso
las funciones de circo, para evitar que la aglomeración de personas
favoreciera la difusión de la enfermedad.
Hanson, en uso de los poderes excepcionales
dados por el gobierno, ordenó que se formaran cordones sanitarios a cargo de
soldados del ejército en los límites entre Lambayeque y el departamento de La
Libertad.
Por su parte, el doctor Alva Díaz visitaba pueblos
como Motupe, Olmos, Ferreñafe, Eten y ponía todo su empeño en la atención de los enfermos, al igual que
en Chiclayo, aplicando vacunas o sueros desarrollados por el doctor Noguchi, que eran traídos de los Estados Unidos como apoyo
de la Fundación Rockefeller.
Por otro lado, algunos médicos locales se
esforzaban por desacreditar a los médicos visitantes, señalando que al no haber
“vómito negro” no podía ser la fiebre amarilla, que el diagnóstico dado estaba
errado y que en todo caso era “malaria grave” o en otros casos “fiebre biliosa
hemoglobinúrica” de manera que consideraban que las medidas tomadas no eran las
adecuadas. Con esas opiniones provocaban entre la gente del pueblo una mayor resistencia a las medidas dispuestas
por los extranjeros..
En la tranquilidad de su hogar, Joaquín
sonrió al leer una noticia según la cual el periodista habría visto que los
zancudos infectados se embarcaron en el tren de Tumán y desembarcaron en el Puerto y la Villa de Eten.
Joaquín dijo para sus adentros: “Se aprovechan de las circunstancias para
vender periódicos”.
Celebración en Chiclayo por el Centenario de nuestra Independencia , Julio 1921
CAPITULO
4
ATACANDO
LA EPIDEMIA
Los médicos
trasladaron su cuartel de operaciones a una casa grande con muchos
patios y habitaciones, ubicada en la calle Real, gracias a las gestiones de la
Junta Departamental. El doctor Hanson contrató
cerca de cien hombres y les dio el encargo de evitar que los zancudos
se desarrollaran en los depósitos de agua de las casas. Joaquín también se
presentó al llamado del doctor Hanson
pero como voluntario. Por sus
antecedentes fue nombrado jefe de
una cuadrilla.
A todos los que iban a participar en la
tarea preventiva, el doctor Hanson les
dio las siguientes indicaciones: “Revisar toda tinaja, botija, piedra de
filtrar, barril o noria … hacer que personas proteger depósitos, traer informe
diario.“
Al visitar las casas se encontraban con el rechazo de la gente que
no quería renovar sus depósitos de agua. Ante esa situación, agravada en los casos en
que nadie salía a atender, el doctor Hanson ordenó que el agua fuese colada con una tela fina a fin
de identificar las larvas y que, adicionalmente, se tomara nota de las casas
cerradas.
Mientras tanto transcurrían los días y las
cuadrillas organizadas por zonas recorrían calle por calle, casa por casa; hasta
se verificaban los techos y las pilas de agua bendita de la Iglesia Matriz
o de la Capilla Verónica. El descontento era general, tanto así que se
publicaron en un periódico los siguientes versos:
Pretextando el saneamiento/ de todo el departamento/
hay una plaga en cuadrilla/ de gentes gusaraperas/ que al pobre pueblo
exaspera/ más que la fiebre amarilla.
El doctor Alva, de regreso de los pueblos, estaba consternado. De acuerdo al
registro de las autoridades, había más
de dos muertos diarios y ello sin tomar en cuenta que en las haciendas algunos
administradores rehusaban proporcionar cualquier información. Fue a ver al doctor Hanson y le pidió una mayor
atención de los pueblos visitados pero la respuesta que recibió fue inesperada:
-Voy a explicarle, quede claro doctor Alva;
No hay personal suficiente … atender pueblos pequeños, allí la yellow fever
eliminar sola, para lograr objetivo debemos aplicar con firmeza “Key Center
Theory” (Teoría de los Centros Claves): pequeños pueblos no ser amenaza, muchos
se harán inmunes, en cambio, grandes urbes, como Checlayo, la yellow fever desaparecerá,
si realizar rigurosa campaña contra mosquitos. Si logramos reducir porcentaje de larvas de “aedes” de depósitos de agua analizados, fiebre desaparecerá automáticamente .Del huevo
hasta que llegue a adulto en condiciones favorables tenemos diez días para
eliminarlos.
El doctor Alva se retiró indignado por la frialdad de las palabras de
Hanson y por lo convencido que estaba de su teoría. Interiormente se
preguntaba: “¿Entonces, Motupe, Olmos, Íllimo, Eten, Reque, las haciendas que
estoy visitando y otros pueblos más serán abandonados a su suerte?; mientras
pueda acudiré para aliviar en algo el padecimiento de la gente, llevando suero o impartiendo recomendaciones a
las autoridades locales”.
Transcurrían los días, finalizaba abril y eran pocos los resultados
obtenidos. Continuaban las fumigaciones en las casas de los enfermos, motivo por
el cual muchas personas ocultaban que tenían enfermos en casa porque estaban
convencidos de que la fumigación causaba daño a sus pertenencias.
Los médicos norteamericanos trabajaban sin
descanso, al igual que los peruanos. El doctor Hanson estaba indignado al
enterarse de que los cordones sanitarios impuestos eran burlados
permanentemente y se habían convertido en fuentes de contagio; muchos soldados
cayeron enfermos y huyeron al sur junto con peregrinos y comerciantes que
viajaban a alguna festividad religiosa. Hanson decía: “Si alguien influyente
aparece en cordón sanitario y paga cinco
soles o una libra dicen: ‘Pase señor’”. El doctor Quiroz trataba de explicarle que
eso era parte de la idiosincrasia de los
pueblos en vista del pobre nivel cultural y la reducida capacidad económica de
las gentes que explicaba por qué ese tipo de actos era visto como normal.
-Sí, me duele que personas de pueblos
mueran, calculo que datos oficiales son 10% de lo real, si en Motupi mueren,
según, informe autoridades dos diariamente quiere decir, son veinte, pero
debemos seguir principios, “Key Center Theory”; más dolerme indiferencia que
observo, acá en Checlayo que al sonido, campanas, Iglesia, pasan cajones con
dirección, cementerio y gente indiferente descansa en esquinas protegidas del
sol, con sombreros paja y camisas
sueltas.
Pero, por otra parte, esta no era la única
preocupación del Dr. Hanson. Aunque el Gobierno Peruano se había comprometido a
solventar la mayor parte de los gastos de la lucha contra la fiebre amarilla,
en los hechos, los organismos correspondientes del Estado nunca cumplieron con
entregar el dinero según lo acordado. El Dr. Hanson multiplicó su pedido a todo
nivel mediante radiogramas, desesperado por el poco dinero que disponía,
procedente de la Fundación Rockefeller, ni siquiera podía pagar adecuadamente
al personal contratado.
º
º º
En base a la experiencia obtenida en
Guayaquil en 1918, Hanson decidió mandar construir contenedores de agua en el
patio más grande de la casa que alojaba al equipo médico y pidió que le trajeran
peces de todo tipo, abundantes en los
ríos cercanos. Experimentó con seis especies diferentes, observando que los
peces pequeños que más sobrevivían y se alimentaban de las larvas de los zancudos
eran la mojarra y el chalcoque aunque el que cumplía mejor la tarea y el más
resistente era el que llamaban ” life.”
Pasó otro mes y llegó junio. El doctor Hanson reunió a su equipo y le dijo: “Vamos
contraatacar epidemia, criaremos y distribuiremos peces llamados ´li-fe`, servirán
como larvicidas. Estos pececillos, que su nombre se escribe li-fe como una
palabra en ingles TRAERAN LIFE (vida) a
este pueblo”.
Comenzó una tarea contra el reloj. Se
capturaban y criaban los peces y con
baldes las cuadrillas comenzaron a recorrer las calles, tocando casa por casa.
Joaquín y sus compañeros trataban de
convencer a la gente de que acepte los pescaditos:
-“Señora, le ruego que reciba unos pescaditos”, era el pedido cotidiano, y
la respuesta habitual: “No señor, cómo quiere que deje esos pescaditos en mi
agua porque cuando ´se ocupen` me la van a ensuciar”.
Un día, la curiosidad llevó a Joaquín a
capturar zancudos en la habitación de la casa de un enfermo. Logró
meterlos en un frasco de boca ancha y
con una pequeña lupa observó aquellos animalitos
tan pequeños que eran culpables de tantas muertes; vio que eran negros, con
diseños blanco-plateados, unos anillados
característicos en las patas y, de pronto, sintió por ellos una extraña sensación de respeto.
Hanson mantenía un registro detallado de
gastos, casas inspeccionadas y depósitos de agua tratados. Poco tiempo pasó para que el sistema fuera aceptado por la
población. Comenzaron entonces las rondas semanales de las cuadrillas y la entrega de más pescaditos cuando hacía
falta. Los depósitos eran examinados y se tomaba nota de los depósitos donde se habían encontrado ninfas o larvas de
los zancudos.
"lifes"
Ya para Fiestas Patrias comenzaron a verse
los resultados pues el número de depósitos con larvas iba disminuyendo. La fiesta estaba opacada por
la epidemia aunque hubo actividades cívicas, religiosas, culturales y
deportivas; Joaquín trató de asistir a
algunas de ellas en el escaso tiempo libre que le quedaba luego de cumplir su
labor en la cuadrilla sanitaria. En el Parque Principal, la Sociedad Amantes de
las Artes colocó un Arco Alegórico frente a su fachada mientras el
embanderamiento fue general. Las celebraciones resultaron más numerosas en
Lambayeque donde fueron inauguradas las plazas “29 de Diciembre” e
“Independencia”, mandadas a construir
por el gobierno de Leguía. Entretanto, una delegación de alumnos del colegio
San José había viajado a Lima para el desfile central del centenario.
Al presentarse casos de fiebre amarilla en
Chongoyape, Hanson viajó a ese lugar a investigar. Llegó hasta un pueblo
llamado “Huaca blanca” donde realizó una autopsia para comprobar la enfermedad.
Ya había ocho muertos y tres pobladores estaban enfermos, el pueblo se
encontraba exaltado y Hanson con su característica frialdad le habló a la gente congregada en la plaza
principal:
-Señores, ustedes no pueden parar la yellow
fever , yo sí, este pueblo no ser pueblo importante para control sanitario
general, muchos tendrán la fiebre algunos recuperarán, otros morirán.
Un hombre de entre la multitud gritó: “¡Qué
brillante futuro nos espera!
-Sus autoridades … encargarse … de hacer
cumplir recomendaciones que estoy dejando. Gracias.
º º º
En Chiclayo los médicos
norteamericanos tenían como única distracción nocturna tocar algún instrumento
musical y cantar. El Dr. Morris Seeley inspirándose escribió un poema
reflejando el conflicto entre los médicos y la población titulado “El final del
camino amarillo” y de vez en cuando repetía:
“And they piled
them up, tier on tier,(….)”
Ya para mediados de año la
fiebre amarilla había llegado a Trujillo con la consiguiente muerte de muchos
pobladores pero la experiencia obtenida permitía una mayor efectividad en la
lucha contra la afección.
Haciendo un breve alto en esa lucha, los médicos
norteamericanos decidieron darse tiempo
para asistir a una corrida en la Plaza de toros de Chiclayo a la que se
ingresaba por un largo callejón
desde la Plazuela Aguirre. Quedaron muy sorprendidos al observar la excitación de los chiclayanos con la
fiesta que enfrentaba a toreros españoles con astados locales mientras una banda tocaba
pasodobles. La algarabía de la gente era
total, las flores y los sombreros volaban
en señal de alegría y mientras tanto la epidemia quedaba olvidada por unas horas.
Plaza de toros de Chiclayo en la Plazuela Elias Aguirre
º º º
El doctor Henry Carter dejó Chiclayo al
sentir su salud resquebrajada por el trabajo. Se despidió de sus colegas en la
puerta principal de su cuartel general -y vivienda por varios meses- , en
especial del doctor Alva con quien había hecho gran amistad y al que alentó por su trabajo sobre la fiebre
amarilla en la región.
El doctor Alva con tristeza le respondió:
“Usted ha sido como un maestro para mí, sus sabias enseñanzas las tendré
presentes por siempre”
Carter subió al tranvía jalado por una mula,
que pasaba por la calle Real en dirección a la Estación del Ferrocarril a Eten ,
y alcanzó a decir: “Le escribiré amigo Alva, téngalo por seguro”
º º º
Así llegó noviembre. Un día, el doctor Hanson,
después de leer sus anotaciones, dio una noticia a sus colegas :” A pesar carencia agua potable, el método utilizado
dejar pececillos en depósitos de agua de
casas fue simple, barato y efectivo, número de casos de depósitos con larvas ha disminuido
a menos de 3% , yellow fever ha sido
controlada”. Los abrazos y felicitaciones entre todos los miembros del equipo,
norteamericanos y peruanos fueron efusivos
y sinceros; lo mismo sucedió entre las personas que como Joaquín tenían una
relación de trabajo diario con ellos. A continuación, agregó el Dr. Hanson:
“He llevado un registro minucioso y puedo
decirles que total, visitas reiteradas, durante estos meses a las casas en
Chiclayo ha sido de varios miles, incluyendo casas encontradas cerradas,
depósitos de agua revisados, con larvas o también con ninfas (aunque para este
caso fue sólo de un par de miles) y, por último, el número de peces
distribuidos ha sido enorme, siendo Checlayo el primero donde se realiza este
labor.”
º º º
A fines de año, los médicos norteamericanos
dejaron Chiclayo. En la estación del ferrocarril a Eten fueron ovacionados por
las ocasionales personas que se encontraban allí: “!Vivan los gringos¡” se
escuchaba; la gente aunque tarde había comprendido la labor que habían venido a
realizar. Atrás quedó la campaña promovida por el diario “El País” en contra de
los médicos extranjeros. Hasta un espontáneo se lanzó a decirles unos versos:
“La fiebre y los gringos
llegaron/ en este pueblo se encontraron/
La amarilla desapareció/ pero
el amarillo de su pelo quedó”,
siendo aplaudido por la multitud. Joaquín también
estuvo presente en la despedida de los
doctores. El Dr. Hanson lo cogió del hombro mientras le decía: “Gracias por su
ayuda, usted representa al checlayano que da su mano, sin esperar nada a cambio”.
Al partir el tren, no quedó en la estación una persona que no levantara los
brazos despidiéndolos; Joaquín, al bajar sus brazos, golpeó a una persona tras
él y cuando volteó para
disculparse tuvo una sorpresa: “¿Dr.
Ugaz usted también por acá?”
-Entre nos, amigo Joaquín, estos médicos
“gringos” a su estilo pero nos ayudaron y salvaron de esta epidemia, hay que
reconocerlo.
Joaquín lo interrumpió diciéndole:
“Roguemos porque este encuentro con usted no sea motivo de otra epidemia”. El
doctor Ugaz le palmeó la espalda y respondió: ”Entonces nos faltan muchos
encuentros porque sé de otras epidemias
más” y, riéndose, los dos caminaron de regreso al centro de la ciudad.
EPILOGO
Algunos años después se demostró que la
Teoría de los Centros Claves estaba equivocada aunque hubiera servido para
controlar la fiebre amarilla en las zonas urbanas. Asimismo, los hallazgos del doctor
Noguchi y su desarrollo de sueros y vacunas resultaron inútiles en el caso que nos ocupa.
Hanson fue nombrado Director General de
Salubridad del Perú, cargo en el que estuvo cuatro meses al cabo de los cuales
presentó su renuncia y regresó a los Estados Unidos.
El doctor
Carter murió en 1925.
Hacia enero de 1928, mediante la Ley Nº
5967, se concedió a los Médicos Titulares goces de jubilación, cesantía y
montepío y a que en caso de invalidez o
muerte en acto de servicio, continuase la pensión integra para él o la viuda
según el caso.
Sólo en
1937 una vacuna eficaz contra la fiebre amarilla llegaría a estar
disponible.
El
doctor Hanson falleció en 1954 .
NOTA
FINAL
La
investigación documental para escribir este relato, se ha basado en los trabajos de Marcos Cueto:
“El Regreso de las Epidemias” (2000) y” Excelencia Científica en la
Periferia” (1989) además del libro de
Jorge Lossio “Acequias y gallinazos” (2003) y del capitulo XVIII del libro “The pied piper of Perú” del
Dr. Hanson (1962).
En
lo concerniente al primer capítulo he consultado La Revista Centenaria (1935) y
la “Monografía de Lambayeque” de Carlos Bachman (1921) .
Además
he obtenido datos de la memoria del Alcalde Francisco Cabrera (1917), de los
Anales del I Congreso de irrigación del norte (1928), de los artículos “La
fiebre amarilla “de Nixa (19-10-94) y “28 de julio de 1921:Centenario para
recordar” de Antonio Serrepe Ascencio(Suplemento especial de “La Industria”
28-07-2000)
Adicionalmente,
he conseguido información complementaria en internet como una carta de respuesta
enviada por el doctor Alva al doctor Carter, que se conserva en los archivos de
la Universidad de Virginia y que me sirvió para imaginar un diálogo entre ellos. Así mismo hay
que considerar dos cartas que el Dr. Hanson envía al Dr. Carter sobre la fiebre
amarilla en Chiclayo y cuyos originales se conservan en el lugar ya mencionado.
En una de esas cartas el Dr. Hanson se queja de la falta de dinero por
incumplimiento del Gobierno.
Ilustraciones: Archivo personal.
APENDICE
Documento que probaría la importancia de los pescados "Lifes" de Chiclayo para combatir la fiebre amarilla en el norte-Motivo que es de mi opinión debería levantarse monumento a estos pescaditos que salvaron de la fiebre amarilla en especial a Chiclayo.