viernes, 3 de enero de 2020

Vdas. Arbulú




DOS VIUDAS ARBULÚ, MENCIONADAS EN LAS PAGINAS DE NUESTRA HISTORIA REGIONAL



La historia lambayecana tiene innumerables capítulos poco estudiados e incluso desconocidos. No todos ellos son de igual importancia pero hasta  en los capítulos menores es posible encontrar rastros de la vida del pasado que podrían ayudarnos a entender nuestros orígenes y los cambios que se han ido produciendo en esta tierra a la que estamos ligados aun a la distancia  quienes se formaron al calor de sus paisajes, gentes e  historias.
En Lambayeque uno de los apellidos más representativos es Arbulú, asociado tanto a personalidades conocidas en la vida institucional, empresarial o deportiva como a personas menos visibles pero que tuvieron su propia relevancia en el plano familiar que es también un componente importante de  toda sociedad. En ese marco, vamos a referir asuntos relativos a  dos señoras de apellido Arbulú cuyas huellas hemos rastreado en documentos lambayecanos del pasado.




Teresa Arbulú Mondoñedo, nació en Chiclayo en 1845 y falleció en la misma ciudad el 14 de abril de 1927 a los 82 años, víctima de un carcinoma hepático. Fue hija natural de don José María Arbulú y Cler (que algunos estudiosos nombran como Clark)* y de Carmen Mondoñedo. Contrajo matrimonio  con Adolfo Meyer, natural de Appenzell- Suiza, llegado a Chiclayo en 1864 como tenedor de libros de la Casa Solf y Cía. ** El matrimonio Meyer Arbulú tuvo cuatro hijos: Dionicio Enrique Adolfo (Chiclayo,1864), Daniel Alfredo (Chiclayo,1866), Pedro Hernesto (Chiclayo,1867), y Adolfo (Chiclayo,1869/ 01-10-1921) . A modo de referencia, conviene tener en cuenta que el padre (natural) de la Sra. Teresa fue quien obsequió el terreno para la construcción del Teatro Dos de Mayo de Chiclayo e integró  la Honorable Junta de Beneficencia (1837-1874) antes que ésta se convirtiera en Sociedad de Beneficencia Pública; por otra parte, fue asimismo propietario de las haciendas Sipán, La Punta y Calupe y su hermosa casa de Chiclayo resultó quemada por los chilenos al mando de Patricio Lynch en 1880.

Entre finales de 1867 y el 7 de Enero de 1868, tuvo lugar en Chiclayo la rebelión victoriosa de don José Balta. El pueblo chiclayano tomó decididamente partido en favor de Balta y en contra de las tropas enviadas por el gobierno para aplastar la rebelión. Las tropas gobiernistas, comandadas por el coronel Mariano Pío Cornejo, capturaron el molino Solf para sitiar desde allí a Chiclayo. Cuando la rebelión de Balta triunfó, la turba saqueó e incendió el molino Solf porque creía que el señor Solf, de nacionalidad alemana, había traicionado a Balta. Según el historiador Jorge Zevallos Quiñones, las cenizas del molino humearon durante una semana y media (“Historia de Chiclayo”, pág. 124).Tanto el dueño del molino como los extranjeros que trabajaban para él reclamaron ser indemnizados por el estado peruano. El señor Solf había perdido su molino  y algunos  de sus trabajadores perdieron sus  enseres personales porque vivían dentro del molino. 





Hacia 1870 se había culminado con las reclamaciones de los norteamericanos afectados y  teniendo en cuenta tal antecedente los alemanes  hicieron lo propio. Con tal finalidad fue nombrado por parte del Perú el doctor Manuel Teodoro La Rosa y  por parte de los intereses alemanes el Sr. Alfredo Bohl; para el caso  de que fuera necesario se designó como dirimente al Encargado de Negocios y Cónsul General de Italia Sr. Hipólito Garrou.
Dentro de los reclamantes alemanes no figuró el Sr. Meyer (quien aunque era suizo estaba bajo la protección alemana) pero después de su muerte, su viuda la Sra. Teresa Arbulú presentó una reclamación aduciendo perjuicios durante la rebelión de Balta. El 20 de agosto de 1873 se analizó la petición de la viuda de Meyer. Ella reclamaba una indemnización de 3,253 soles.  Los  comisionados nombrados en el párrafo anterior concordaron, aunque por distintas consideraciones, en adjudicar a dicha viuda e hijos menores:”la suma de 500 soles por los perjuicios que su marido sufrió en Chiclayo después del combate del 7 de Enero de 1868. Como valor de artículos y animales que asegura tomaron a su marido las fuerzas que mandaba Balta”.
Los comisionados estuvieron de acuerdo en que la familia dejada por el  Sr. Meyer  al morir estaba compuesta solo por peruanos  y, en consecuencia, no les correspondía la protección alemana; sin embargo, el comisionado alemán había recogido en Chiclayo informes fidedignos que, por una parte, señalaban que las pérdidas sufridas por Meyer no habían tenido la magnitud reclamada por la viuda aunque, por otra parte, ni ella ni su marido habían solicitado apoyo por los gastos de la enfermedad que provocó la muerte del Sr. Meyer de modo que habiendo quedado dicha viuda  y sus menores hijos en una situación de indigencia acordaron concederles la suma ya mencionada. No hubo razón para requerir la intervención del tercer comisionado.



                                                              Partida de defunción de Teresa Arbulú



Pasamos ahora a exponer el segundo caso de los que integran la presente nota histórica. Nos corresponde pues hablar de la Sra. Enriqueta Arbulú León (o Enriqueta Ruiz de Arbulú y León) la misma que nació en Chiclayo en 1833 y falleció el 15 de abril de 1930, asimismo en Chiclayo, víctima de la tifoidea. Sus padres fueron don Pedro Advíncula Ruiz de Arbulú y Salmón y doña Carmen León de la Cuadra. La familia llegó a estar integrada por doce hermanos (6 hombres y 6 mujeres). Doña Enriqueta Arbulú casó con Martín Hernández de Ostolaza el mismo que llegó a nuestra localidad (mientras era Bachiller en Jurisprudencia)  para ejercer como profesor del Colegio de Chiclayo en 1859 lo que significa que  fue profesor fundador del colegio “San José”. Hacia 1865 ya era abogado y obtuvo el nombramiento de Juez de 1° Instancia de Chiclayo y  para 1878 tenía la función de adjunto al Señor Fiscal de Chiclayo. Por lo demás al finalizar la revolución de Balta, en enero de 1868, fue nombrado Director del Colegio San José.
Augusto León Barandiarán y Rómulo Paredes cuentan  en la pág. 49 de su libro “A Golpe de Arpa”, (1935) que  en cierta ocasión  Martin Hernández Ostolaza funcionó como presidente de una mesa receptora de sufragios, cuando todavía no había voto secreto. ***


                         
                                                                Partida de defunción de Enriqueta Arbulú
                   


En cuanto a su esposa, la Sra. Enriqueta Arbulú, dejamos constancia de que murió en 1930 a los 97 años, estando ya en condición de viuda. En contraste con la situación de la Sra. Teresa Arbulú, que reseñamos en los primeros párrafos de la presente nota, hemos encontrado que en el informe  de la Sociedad de Beneficencia Pública de Chiclayo referido al año 1946, el Sr. Ramón Vélez, dio a conocer en su condición de presidente de esa sociedad que dicha institución tenía depositado en los bancos locales, entre otros fondos, un rubro denominado : “Legado Enriqueta Arbulú Vda. de Hernández” conformado por la suma de 27,407.25 , cantidad mucho mayor a los  20,000 soles del  fondo llamado “Donación Juan Cuglievan”.
Fueron dos señoras Arbulú, la primera que a la muerte de su esposo pasaba angustias junto a sus pequeños hijos y la segunda que estando viuda se desprendió de parte de su riqueza para darla a los más necesitados. Las dos provenían de un mismo tronco familiar.


*Su padre don José María Arbulú Cler (o José Maria Ruiz de Arbulú y Cler) fue hijo de don José Mauricio Ruiz de Arbulú y Salmón (1780) y  de doña Rosa Cler y Rojas. Don José María contrajo nupcias con María del Carmen Buenaño Delgado, hija de don Pedro Pablo Díaz-Buenaño y Navarrete (Ayudante del Regimiento de Cívicos de Lambayeque) y de doña Clara Delgado y Fernández de la Cotera.

**( Boletín de Lima, # 149, 2007 “La presencia de Suiza en el Perú”),aunque en nuestra opinión pudo llegar unos meses antes, en 1863, ya que su primer hijo nació en los primeros días de octubre de 1864.

*** Corría el año de 1903 y en las elecciones de ese año don José Pardo  ganó la presidencia. El asunto es que  en la mesa presidida por Hernández Ostolaza  se produjo un escándalo por ciertas atingencias que hiciera un delegado del Partido Demócrata; llegó la policía y ordenó al presidente suspender la mesa. Don Martín como buen abogado y cumplidor de las órdenes de la policía, buscó cuatro ladrillos  y los colocó en cada pata de la mesa, con lo que cumplió al pie de la letra la orden: Suspendió la mesa.

Bibliografía:
-Reclamaciones Alemanas-Anexo a la memoria de Relaciones Exteriores presentada al Congreso por el ministro del ramo. Lima 1874. 99 pag. (Al tener abundante información sobre nuestro pasado, este libro pasaría a formar parte de nuestra Bibliografía Lambayecanista)
-Memoria leída por el  Presidente de la SBPCH, Sr. Ramón Vélez, en la sesión de junta general celebrada el 9 de abril de 1947, correspondiente al año administrativo de 1946.
-“A Golpe de Arpa” de Augusto León Barandiarán y Rómulo Paredes, 1935.
-Historia del Colegio Nacional de San José de Chiclayo de Alejandro O. Araujo, 1959.
-Dibujo de Noé Solano V.  - Tomado del libro "Anecdotario Nacional" de Carlos Fernandez Mora .  San José-Costa Rica  1956.




                                  



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